He aquí el peor de los pecados en un hombre inteligente que pretende edificar a partir de la existencia la arquitectura de toda una filosofía, no atreverse a vivir por cuenta propia, más allá de las certezas sociales.
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He aquí el peor de los pecados en un hombre inteligente que pretende edificar a partir de la existencia la arquitectura de toda una filosofía, no atreverse a vivir por cuenta propia, más allá de las certezas sociales.
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El ojo, el ano y el sol y la noche ofician el aquelarre del devenir humano que habita en lo más profundo y secreto de nuestras entrañas. Se trataría de retrotraer la imaginación humana a la imaginación cósmica.
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El mundo es puramente paródico, es decir, cada cosa que miramos es la parodia de otra, o incluso una misma cosa engaña, peor, la expresión se constituye en la ambiguedad. Por lo tanto, jamás podemos confiar ni en el lenguaje ni en el pensamiento.
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Toda escritura que no atisbe el riesgo de su inminente desastre no tiene cuerpo ni vida. Es la escenificación de un fantasma. En el mejor de los casos, es sólo la simulación de un drama.
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Marcel Proust exalta las virtudes del sufrimiento. Las obras, como los pozos cartesianos, alcanzan más altura cuanto más profundamente se ha hundido el sufrimiento en el corazón. No hay melancolía sin memoria, ni memoria sin melancolía.
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La creación es exigente. Extrae de lo más profundo de uno de los secretos mejor guardados, las últimas gotas de la desesperación, y vampiriza todas las energías corporales.
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Cuando un escritor se retira del mundo y concluye su obra, hay que considerar que tiene sus razones para hacerlo y respetarlas. El escritor se encuentra en esa soledad absoluta del creador enfrentado a la exigencia siempre insatisfecha de la la página inacabada.
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Opón con todas tus fuerzas una lucha mortal y sin cuartel contra el capitalismo y sus sistemas físicos, mentales y científicos de dominación.
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El exceso constituye la parte maldita del hombre. Nos conduce a la soberanía del mal. El excedente es belleza.
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Imaginar construye y deconstruye la realidad. Lo real deja de ser uno y se vuelve múltiple. Al tocar el mundo, la imaginación lo trastoca. Su poder telúrico conjuga ficción y metamorfosis sin dejar de ser un juego de los sentidos, una fiesta de la materia, un goce íntimo del cuerpo.
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¿Cuántas novelas hay en la serie Harry Potter?