Los niños de la estrella amarilla

El peor amigo de la verdad es el silencio, la peor mentira del mundo es que la gente corriente no puede hacer nada contra la tiranía.

El peligro en ocasiones era la mejor señal de que la vida continuaba y de que era mejor enfrentarse al miedo que esconderse en un agujero.

La inocencia únicamente se pierde una vez.

No hay mayor riqueza que el amor, pero, cuando el cariño se disipa por la terrible fuerza del destino, la miseria del desamor convierte a las personas en sombras de sí mismas.

La soledad era aún más profunda cuando el corazón encontraba el camino de los recuerdos.

Sentirse solo en el mundo era la peor experiencia de su vida.

El odio era la fuerza más poderosa en el corazón de un hombre mezquino.

Es en los momentos difíciles cuando un pueblo demuestra de qué está hecho.

A veces la esperanza era como esa llama, algo casi insignificante, pero capaz de guiarle en el camino.

Recorrería el mundo entero para estar con sus padres, aunque eso supusiera meterse en las mismas entrañas del infierno.