Aquí te quedas, alma mía. Me voy solo con mis ays, y todo me dice, María, que no te veré nunca más. |
Aquí te quedas, alma mía. Me voy solo con mis ays, y todo me dice, María, que no te veré nunca más. |
El sabio hizo algunas consideraciones sobre la voluptuosidad. Siempre es engañosa. Debajo de la sonrisa luminosa está el diente con caries. De los besos humanos solo queda el amargor. Cuando el cuerpo se extasía, el alma se entristece...
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Oh, la tierra, ¡la tierra!, ¿qué es sino un montón de cosas podridas que ruedan por los cielos con ínfulas de astro?
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El corazón me latió con el delirio de una gran esperanza.
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