Un acto reflejo

La vida pone muchas zancadillas, a veces incluso desde la más tierna infancia. Esos traspiés pueden ir cambiando nuestra forma de ser, nuestro ánimo o la manera en que vemos las cosas. Si lo permitimos, la pérdida o la soledad pueden lastrarnos para siempre llegando incluso a sumirnos en un mar de infelicidad. Es decisión nuestra consentirlo o combatirlo. Podemos caer al primer golpe, como Sabina. O podemos levantarnos, seguir adelante, aceptar los hechos y enfrentarlos con humor y mucho corazón, como Caravaggio.

Sí, lo sé, no es habitual comenzar la reseña de un texto policíaco desmenuzando la esencia de sus protagonistas, pero esta vez es inevitable. Ana Gomila Domènech ha creado en muy pocas páginas un personaje, el del Comisario, con el que es imposible no empatizar. En este, su primer “último caso” arranca trasladando al lector al hogar y al refugio interior del policía. Nos habla de su infancia, de su triste matrimonio y de su nada halagüeño futuro. Con ello no pretende entristecer a nadie, no estamos ante una obra dramática. Lo que busca es que quien le dé una oportunidad a este relato sepa que aquí lo importante no es una trama enrevesada. Lo que seduce, atrapa y destaca en esta obra son dos cosas: la humanidad del héroe y un elegante manejo del lenguaje. El estilo de la autora, culto sin resultar recargado y de evidente predilección descriptiva frente a la acción en el argumento, es perfecto para evocar las novelas detectivescas clásicas al estilo de Agatha Christie.

La trama, carente de pretenciosidad, es la previsible en un homenaje como este: Caravaggio recibe una llamada que le conduce a una hermosa mansión inglesa donde, durante una cacería, ha muerto un presunto asesino. Disfrutando de cada detalle (sabedor de que tras su jubilación los momentos así se habrán terminado), no se deja amedrentar por la rancia aristocracia reconvertida en clase política que allí encuentra. Acompañado por el desagradable Cavendish y el fiel McCormick (su Watson personal), no duda en hacer uso de su humor irónico y travieso hasta desvelar lo ocurrido (bastante evidente para él), aunque pueda salir perjudicado.

Un acto reflejo es un relato aparentemente simple pero muy trabajado. La autora tiene perfectamente claras sus virtudes como narradora y las exprime en estas 63 páginas para crear un personaje de personalidad única, creíble y adorable. Introduce cierta crítica social hacia la diferencia de clases y también hacia las ideologías llevadas al límite. Abre un pequeño hueco tanto al amor más instintivo como al construido durante años y no deja nada al azar, ni siquiera el nombre de su protagonista. Tal vez produce la sensación, al terminar la historia, de que podría haberla desarrollado un poco más; algún que otro contratiempo y el interrogatorio a más secundarios que pudiesen contradecirse habrían mejorado el argumento y conseguido un final algo menos previsible. Pero como arranque o presentación de un personaje que genera adicción, aprueba con nota. Así que si necesitáis pasar una tarde realmente entretenida en vuestro sofá, no lo dudéis y descubrid a esta autora. Yo ya soy fan de Caravaggio (de los dos).
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Lo primero que podemos preguntarnos en la novela de Ana Gomila, Un acto relejo, es si se puede resolver un whodunit en tan pocas páginas. El término hace referencia a un subgénero de las novelas policiacas que yo denominaría mejor como «novelas de un solo disparo», en todo los sentidos. Esto define a la perfección la obra de Ana Gomila. Hay una única bala a quemarropa sobre la víctima y también una línea muy clara de investigación, lo cual hace que la novela sea muy confortable.

El comisario jefe Giuseppe Caravaggio, cuyo apellido ya nos traslada directamente a un entorno artístico que bien podría ser toda la recreación que Ana Gomila despliega en las páginas de esta breve novela, se hará cargo de la investigación que acontece en medio de un verde valle y de una villa con un palacete de estilo neoclásico. Las características arquitectónicas del estilo neoclásico bien podrían aplicarse directamente a la obra que nos ocupa. Pues la obra de Ana se inspira en las clásicas novelas policiacas, presta mucha atención a la pureza de la composición literaria, gusta de lo simple, cuida de los detalles y las descripciones, y no suena rimbombante en ningún momento, a pesar de que hay pequeñas píldoras de cultura a lo largo del texto (guiños que todo buen neoclásico dejaría).

Ana Gomila ha sido muy inteligente al elegir una cacería como escenario del crimen porque todo buen whodunit requiere un elenco coral de personajes, y cuánto mejor si todos ellos portan armas. Gosford park es una película del director de Nashville, Robert Altman, en donde un matrimonio adinerado invita a sus seres queridos a pasar una jornada de cacería con ellos. Aunque aquí el asesinato se produce dentro de la casa y Ana, sin embargo, ha preferido no manchar la masía de Herford, el libro me ha recordado brevemente a la película. Más de un personaje parece tener razones para asesinar a la víctima, todos pertenecen a la alta sociedad y todos podrían pasar por el interrogatorio del comisario Caravaggio, pero el pintoresco investigador no quiere gastar muchas balas.

El peso de la novela recae sobre Giuseppe Caravaggio, un pintoresco investigador. La construcción de este personaje es fabulosa, y sabemos que la autora ha querido trabajarlo a fondo porque le dedica varias páginas iniciales para profundizar en su pasado. Ana Gomila no quiere que lleguemos al escenario del crimen sin antes conocer al comisario y, aunque arriesgado, acierta completamente.

El comisario Caravaggio tiene mucha personalidad y mucha perspicacia. Además, denota cultura en los comentarios que realiza, lo cual nos recuerda al grandísimo detective inglés de finales del siglo XIX: Sherlock Holmes. Caravaggio también tiene a su propio Watson, un joven que no parece muy hábil, pero sí inteligente y bondadoso: McConmick.

Cuando se lee una novela policiaca, nos la podemos tomar muy en serio o solo en serio. El humor aquí juega un papel fundamental. Si nos la tomamos muy en serio, entraremos en un escenario dramático y tensional habitual de los thrillers actuales. Si os la tomamos solo en serio, podemos disfrutarla de forma mucho más distendida, como Un acto reflejo.

Ana Gomila hace uso de un humor inteligente mientras lleva al lector a descubrir al culpable. El culpable, por cierto, siguiendo las reglas del whodunit, es nombrado muy pronto, aunque será desvelado solo al final.

La lógica que sigue Caravaggio para la resolución del caso siempre es irónica y deja entrever otros temas que el lector debe descubrir por sí mismo. Pero el ciclo se abre y se cierra, sin cabos sueltos, sin dudas sobre el asesino y sin descuidar el final.

Ana Gomila me quiere recordar a Agatha Christie. Creo que hay muchas mujeres haciendo muy buena literatura policiaca, tirando de ingenio, de destreza y de gusto literario. Ana es una de ellas. Un acto reflejo bien podría compararse con una pequeña obra teatral que leí hace ya un par de años de la Christie: La ratonera. O con otro whodunit de sobra conocido: Asesinato en el Orient Express.
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Estamos ante el primer libro de una serie que nos relatará los casos del comisario Caravaggio, así que, en él se nos presenta al protagonista de resolver los casos así como los personajes secundarios.

Es el primer libro que he leído de Ana Gomila y voy a continuar leyendo las historias del comisario ya que me ha gustado mucho tanto la forma de escribir de la autora como de la historia en sí.
Es ideal para pasar una tarde de lectura en casa pues es corto y la forma de escribir de la autora hace que te sumerjas en la historia hasta no parar de leer.

Las descripciones tanto de los personajes como de las localizaciones son muy buenas e incluso parece que estés en el mismo escenario que está describiendo.
Algo que le añade atractivo al libro es la inclusión, de pasada, en la trama de temas sociales como las consecuencias de una infidelidad, la orfandad, diferencias sociales o políticas, por ejemplo.

He de destacar dos aspectos que me han gustado enormemente. Por un lado, el personaje principal porque simpatizas e, incluso, te encariñas con él por sus vivencias, su forma de ser y actuar ante todo lo que se le presenta. Y, por otro, la trama de la historia que es muy sencilla e interesante.

Nos encontramos con una historia corta. Acompañamos al comisario Giuseppe Caravaggio para resolver un asesinato sucedido durante una partida de caza organizada por un candidato a primer ministro.

Me ha encantado el personaje del comisario. El humor que tiene y su manera de pensar para organizar la investigación y conseguir resolverla.

Es un libro que he leído en un par de horas al ser cortito. Es el primero de una saga. No soy muy fan de los libros con mucha descripción, pero como también había bastante diálogo, no se me ha hecho pesado. La autora usa un lenguaje contundente, lo que creo que le da carácter a su obra.

Es la primera novela de la saga "Los casos del comisario Caravaggio" del subgénero "Whodunnit".
Me ha sorprendido grátamente por varios motivos. Por su forma de describir, elegante, con un rico vocabulario; porque habla de arte combinando la música, la pintura y la literatura con la trama; y porque con muy pocas palabras ha desarrollado una historia corta, sin dejar flecos sueltos, donde los personajes se describen a la perfección y te metes de lleno en la historia. Todo ello con el sentido del humor de la autora, haciendo la novela muy original.
Además del caso de asesinato que se esclarece, habla sobre familia y amistad, enfermedad, trabajo en equipo, clasismo y apariencias.
Una novela al puro estilo Ágatha Christie, donde no hay sangre ni vísceras, donde los detalles son los que cuentan.
¿Puede haber una combinación mejor?

Si estábais pensando una lectura perfecta para una tarde/noche de domingo, habéis llegado al sitio adecuado.
La novelette de @ana_gomila_domenech es muy buena elección para pasar un par de horas (consta de poco más de 60 páginas) disfrutando de un auténtico whodunit, el ¿Quién lo ha hecho? de toda la vida.
La historia comienza presentándonos al comisario Caravaggio haciendo un breve recuento de lo que ha sido su vida hasta el momento, desde sus días en un áspero orfanato donde fue abandonado, pasando por la que ha sido su vida con su mujer, nos describe cómo la efervescencia que caracterizaba a aquella chica que conoció se vio desvanecida por un hecho traumático y aquellos días que olían a algodón de azúcar y sabían a almendras garrapiñadas han dado lugar a una relación de pareja relativamente bien avenida, llegando hasta este domingo anodino en el que se encuentra pensado en su próxima jubilación cuando suena el teléfono para comunicarle que alguien ha intentado atentar contra el candidato conservador a primer ministro, resultando muerto el terrorista.
Estamos como os decía ante una historia whodunnit al más puro estilo clásico, donde el investigador tiene a su propio sidekick, seguro que todos recordaréis al "querido Watson", ahí tenéis un claro ejemplo de lo que es un sidekick, el personaje que representa el apoyo y la lealtad al investigador, en el caso que nos ocupa representado por el subinspector McCormick, tenemos al muertito, un atractivo fotógrafo que intenta asesinar al rico de turno (político en esta novela) y todo acontece en un enclave cerrado, un palacete neoclásico en la finca propiedad del futuro primer ministro donde se han reunido los barones del partido para una cacería.
Llegados a este punto os pregunto: ¿Os viene alguien a la memoria al hablar de este estilo? Salvando las distancias, durante toda la lectura me han venido reminiscencias de las novelas de Agatha Christie, no podía dejar de pensar en las tramas dibujadas por esta autora, y de rememorar a Hercule Poirot, aunque en esta ocasión el belga nos ha salido italiano

Este librito de unas 50 páginas se lee en una tarde y sinceramente te hace querer más y más!!
Es un thriller al estilo Agatha Christie con un comisario de los que se dejan guiar por sus instintos, de los que se saltan las reglas para llegar al final del asunto.
Una trama que a pesar de la brevedad lo tiene todo.
Una manera de estar narrado, unas descripciones ricas pero que para nada rellenan el relato y un final inesperado.

Es un libro cortito que narra un caso donde Caravaggio es el encargado de descubrir quién es el artificie del asesinato que se ha producido. Un fotógrafo ha sido asesinado en una casa donde se encontraba mucha gente rica y prensa y muchos parecen culpables.⁣
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Es una historia de las de antes, muy bien narrada y se lee enseguida pues es un libro muy cortito. No tenemos nada que sobre ni que falte, es justo lo que se necesita en estos momentos que quieres desconectar.⁣
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Quizás un pero para mí ha sido que tenía excesivos adjetivos muy elaborados que me sacaban un poco de la historia.⁣
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El personaje de Caravaggio me encanta, un detective como los de antes, con un humor fuera de lo normal y un tanto absurdo que te sacará una sonrisa. ⁣
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Está aburrido de su vida, tras una infancia dura y un matrimonio monótono, encuentra en su trabajo una forma de salir de la rutina.⁣