No le cabía duda de que su hermano había logrado llegar a Nueva York; Linus era demasiado listo como para perderse. Y, aunque en ningún momento había previsto una situación como aquella, Nueva York constituía el único lugar de América cuyo nombre conocían. Todo lo que Håkan tenía que hacer era llegar hasta allí. Y, entonces, Linus lo encontraría a él.
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