La tierra vivo, tierra al cielo miro; por merecer su habitación suspiro; de ellos aprenderé, la noche y día, a hacer tu voluntad, y no la mía. |
La tierra vivo, tierra al cielo miro; por merecer su habitación suspiro; de ellos aprenderé, la noche y día, a hacer tu voluntad, y no la mía. |
A fugitivas sombras doy abrazos; en los sueños se cansa el alma mía; paso luchando a solas noche y día con un trasgo que traigo entre mis brazos. Cuando le quiero más ceñir con lazos, y viendo mi sudor, se me desvía; vuelvo con nueva fuerza a mi porfía, y temas con amor me hacen pedazos. Voyme a vengar en una imagen vana que no se aparta de los ojos míos; búrlame, y de burlarme corre ufana. Empiézola a seguir, fáltanme bríos; y como de alcanzarla tengo gana, hago correr tras ella el llanto en ríos. |
No me aflige morir; no he rehusado acabar de vivir, ni he pretendido alegar esta muerte que ha nacido a un tiempo con la vida y el cuidado. |
Amo y no espero, porque adoro amando; ni mancha al amor puro mi deseo, que cortés vive y muere idolatrando. |
¿De qué nacionalidad es la autora?