tenías un corazón tan grande —como dijo Rulfo— que fue necesario inventarte un cuerpo muy grande, también, para contenerlo. Para un escritor, lo más difícil es estar a la altura de su obra. En tu caso, eso te exigió crecer muchísimo. |
tenías un corazón tan grande —como dijo Rulfo— que fue necesario inventarte un cuerpo muy grande, también, para contenerlo. Para un escritor, lo más difícil es estar a la altura de su obra. En tu caso, eso te exigió crecer muchísimo. |
A Julio se le recuerda no solo con admiración literaria, sino con cariño. A Borges, solo con respeto literario.
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Cada día me es más difícil hablar con los hombres -me decía Julio. Con ellos, hay que hablar de temas; en cambio, me gusta conversar con las mujeres, tienen las emociones a flor de piel, y eso es muy importante para mí.
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También pienso que no te arrepentirías de nada, porque nunca fuiste injusto y tenias un corazón tan grande -como dijo Rulfo- que fue necesario inventarte un cuerpo muy grande, también, para contenerlo. Para un escritor, lo más difícil es estar a la altura de su obra. En tu caso, eso te exigió crecer muchisimo. CVII |
«Ahora estarás tomando tu tren, yéndote. Pero volverás, de alguna manera, volveremos a vernos. Hay tantas provincias que todavía no hemos explorado en nuestro país conjunto. [...] algo me dice que vos y yo venimos ya de una especie de relación anterior, avatares de otra remota amistad que no hará más que continuar, como si siempre nos hubiéramos encontrado en París o en cualquier rincón del mundo.»
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«Es increíble pensar que hace doce años / cumplí cincuenta, nada menos. / ¿Cómo podía ser tan viejo / hace doce años?»
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Carol era una compañera discreta, bastante silenciosa, parecía un poco aturdida, todavía, por todas las resoluciones que había tomado (su divorcio, la separación de su hijo), pero muy segura y firme de sus sentimientos.
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Los caminos de Julio son como laberintos donde, al final, los cronopios siempre se encuentran.
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Como agua para chocolate