Un libro que no es apto para todo el mundo, ni todos los estómagos. Esto es lo primero que debéis saber. Su autor, Garret Cook, fue ganador del premio Wonderland de bizarro (esta novela se enmarca también dentro de esa categoría), que recoge elementos de la literatura de género y los combina con surrealismo, sátira, lo subversivo y lo grotesco.
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Un dios de paredes hambrientas» es una novela de casas encantadas, pero con un aporte muy original: está narrada en primera persona por la propia casa 🏚. O, mejor dicho, el ser que la posee.
Esta entidad acecha las mentes de los habitantes de la casa y los manipula, llevándoles a vivir de extremo a extremo: desde sus peores pesadillas, hasta sus deseos más oscuros y reprimidos. ¿Por qué? Porque puede y porque quiere. Porque disfruta causando daño y viendo a los humanos sufrir.
Como os adelantaba al principio, esta novela rompe hasta los trigger warning. Es tremendamente violenta de una forma muy gráfica, es sádica, incluye violencia sexual explícita y momentos muy desagradables. Incluso mi mente retorcida 🙃 llegó a pensar que era demasiado, que no había justificación para tal derroche de obscenidades. Pero me equivocaba. A medida que avanzas en la lectura, vas entendiendo a este dios que ocupa las paredes de la casa.
La novela recorre, implacable, las vidas de sus habitantes, tanto las de los anteriores, como las de los nuevos. Son personajes rotos y maltrechos, con problemas psicológicos que suponen el asidero perfecto para las garras de nuestro ente maligno. Una vez las clava, los va torturando a base de alucinaciones y sueños hasta que, cuando las víctimas se encuentran a su merced, los devora. Y así pasan a formar parte de la casa, como fantasmas que ocuparán las pesadillas de los próximos inquilinos.
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Un dios de paredes hambrientas» se mueve entre el terror sobrenatural y el terror psicológico y, qué queréis que os diga, me voló la cabeza 🤯. Si sois capaces de dejar a un lado la moral, también lo hará con vosotros.