Era el mar de la historia, lleno de remolinos y mareas, y podía arrancar a cualquiera y arrastrarlo en las estelas de la memoria.
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Era el mar de la historia, lleno de remolinos y mareas, y podía arrancar a cualquiera y arrastrarlo en las estelas de la memoria.
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¡Qué sonido el del agua rugiendo a su alrededor! La llamada sin palabras del mar.
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La gente se pasaba historias de boca en boca cual besos, o pestes, hasta que fluían por las calles y rodaban hacia las alcantarillas, o a los arroyos y ríos, hasta el mismo mar.
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¿Había signos para cada una de las estrellas, y para los granos de arena en la playa? ¿Para árbol, piedra y río? ¿Para casa u hogar? ¿Tendrían un aspecto tan bello como el sonido que formaban al quedar suspendidos en el aire?
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Una de esas leyendas poco difundidas hablaba de un objeto misterioso llamado libro, que contenía la clave para acceder a la magia más poderosa que se hubiera conocido en Kelanna.
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A veces uno encuentra cosas que quisiera no haber encontrado - dijo en voz baja -. A veces uno querría que hubiesen seguido perdidas.
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Pero los libros son objetos curiosos. Tienen el poder de atrapar, transportar e incluso transformar a quien los lee, si corre con suerte. Pero en el fondo, los libros, hasta los mágicos, no son más que objetos fabricados con papel, pegamento e hilo. Ésa era la verdad fundamental que los lectores olvidaban: lo vulnerable que es un libro a fin de cuentas. Al fuego. A la humedad. Al paso del tiempo. Y al robo. |
Quizás alguien estaba leyendo a su lector. Sintió un escalofrió. |
Lo que está escrito siempre termina por suceder
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Pero los libros son objetos curiosos. Tienen el poder de atrapar, transportar e incluso transformar a quien los lee, si corre con suerte.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?