A este lado del paraíso: Virgin river

—Estoy muy orgulloso de ti, Ellie. No te has dado por vencida. Hércules Baldwin, ésa eres tú —dijo, y sonrió.

—Esforzarse es obligatorio. Sufrir es opcional.

—Me recuerdas a la historia del hombre y la inundación. El agua inunda su casa y él se queda en el tejado. Pasa una barca y él dice: «No os preocupéis, Dios se ocuparé de mí. Id a salvar a otros». Poco después, mientras sigue subiendo el nivel del agua, pasa otra barca y él dice lo mismo. Al poco rato está encaramado a lo alto de la chimenea y un helicóptero le lanza una cuerda. «No os preocupéis por mí», grita. «Dios se ocupará de mí». Naturalmente, el muy necio se ahoga. Y cuando se encuentra con Dios, le suelta: «Creía en ti, confiaba en ti, ¿por qué no me salvaste?». Y Dios dice: «Mandé dos barcas y un helicóptero. ¿Qué más quieres?».

—¿Qué haces?
—Tentar a mi suerte —contestó él.

Busco una pasión insoportable, eterna, irrompible, profunda y que dure toda la vida. El amor a la enésima potencia.

Mi abuela solía decir que no se necesita mucho dinero para tener una vida plena. Lo único que hace falta es una mucha imaginación, algunos libros y una actitud positiva. Los libros son gratis en la biblioteca, pero la imaginación hay que ejercitarla.

—Me ha dejado una hija.

Noah, en cambio, contaba entre sus amigos, de momento, con un barman, una stripper, un cocinero y una matrona. Por primera vez desde hacía mucho tiempo, su vida le dejó buen sabor de boca.

—Mel —dijo él con voz queda—, eres una auténtica misionera.
—No. Sólo intento echar una mano a esa gente.
—Eso es lo que hacen los misioneros.

—Que no hagas el amor con tus problemas: nunca te dan la satisfacción que les das tú. Y que los problemas no valen ni el papel en el que están escritos, pero que aun así anotarlos puede ayudarte a resolverlos. Y que Dios te respeta cuando trabajas y te ama cuando bailas. Puede que eso último me haya metido en este lío.