El abismo que nos separa

Los seres humanos damos tantas cosas por sentadas que muchas veces olvidamos lo valiosas que son en verdad.

- Tengo preparado un argumento que ni siquiera él podrá rebatir.
- ¿Si? ¿ Y qué argumento es ese?
- Que no puedo permanecer alejado de ti porque eso sería como perder también mi corazón. ¿Qué sería de mí si te llevas contigo mi corazón, Victoria? No me quedaría nada.

- No temo a la verdad, Adam, ya no; pero sé lo que puede hacernos y no quiero lastimarte una vez más - dijo ella sin rehuir su mirada -.¿Para qué poner en palabras algo que solo hará todo más difícil?
- ¿Y qué si es así? ¿Qué importa si es difícil? - replicó él con un ademán desafiante al elevar el mentón como retándola a que lo contradijera -. Es la verdad y eso es suficiente.

Algo puedo asegurarte: nadie muere por amor. Me enseñaste un par de cosas de eso.

Exhaló un hondo suspiro al rozar las letras en la cubierta con la punta de los dedos. Podía recitar todos y cada uno de los poemas que contenía tan solo con cerrar los ojos y dejarse envolver por el recuerdo. Lo hacía con frecuencia durante los primeros días luego de su partida; posiblemente fuera eso lo único que le permitió mantener la sensatez entonces.