Era una habitación enorme con tres ventanales, y las paredes cubiertas de libros desde el suelo hasta el techo; más libros de los que Lucy había visto nunca, libros diminutos, libros gordos y no tan gordos, y libros mas grandes que cualquier Biblia de iglesia que hayas visto jamas, encuadernados en piel y con olor a viejo, a sabiduría y a magia.
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