"¡Catherine Earnshaw, ojalá no encuentres descanso mientras yo siga con vida! Dijiste que yo te había matado, pues entonces ¡persigueme! Las víctimas persiguen a sus asesinos. Yo creo que hay fantasmas que vagan por el mundo, lo sé. Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras. ¡Vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy capaz de encontrarte. ¡Oh, Dios mío, es inconcebible! ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma!". Han pasado cuatro días desde que terminé de leer 'Cumbres Borrascosas' y todavía estoy en shock. Feliz de haber vivido esta experiencia, pero triste de saber que nunca más la voy a vivir por primera vez. Descubrir esta obra maestra de Emily Brontë me ha cambiado como lector, pienso. He necesitado cuatro días para respirar, reflexionar y ponerme a escribir una reseña, o algo parecido. En realidad no sé qué decir de este libro que no se haya dicho ya. Disculpad si repito cosas que ya se hayan dicho. Alba Editorial, en la magnífica edición Maior que he elegido para disfrutar de esta experiencia, explica que, en 1848, un año después de que la obra se publicase, un crítico americano dijo de ella que «Salimos de la lectura de esta novela como si acabáramos de visitar un hospital de apestados». Leí esta afirmación sobrecogido antes de empezar a leer, sin entender muy bien qué quería decir. Ahora lo sé. Y aplaudo el símil. Habia momentos durante la lectura en los que tenia que parar a respirar, o cerrar el libro para continuar en otro momento, sobrepasado por la oscuridad y la violencia implícita y explícita de la novela. La publicación de esta obra en 1847, en plena época victoriana, tuvo que provocar un impacto tremendo. Y eso que no se sabía que detrás estaba una mujer, Emily, que publicó la novela bajo el pseudónimo masculino de Ellis Bell. Si no, es obvio que el escándalo habría sido mayor. Entré en la lectura de esta novela sabiendo lo que todo el mundo sabe, y habiendo oído de ella lo que todo el mundo ha oído. Y hay cosas con las que no estoy del todo de acuerdo. Es una historia de amor. Sí, pero no. Es una historia de venganza. Creo que por encima de todo. Hay amor, claro, pero para mí la trama principal de la novela es la planificación y ejecución de una venganza, calculada al milímetro y en la que todos los personajes son utilizados para ese fin. Unos personajes, por cierto, absolutamente maravillosos. Perfectamente perfilados, con unas evoluciones inquietantes a lo largo de la novela, pero perfectamente descritos a cada momento por Emily. No creo que sea una novela de buenos o malos, o de víctimas y verdugos. Emily Brontë crea una historia en la que cada personaje, incluido Heathcliff, es a la vez culpable e inocente. El destino de cada uno está marcado por sus acciones, pero también por sus circunstancias. Estas descripciones, tanto de personajes como de paisajes, lúgubres y tenebrosos, te meten de lleno en la oscuridad de esta novela. Y esa negrura, queridas, se te mete bajo la piel durante toda la lectura, te zarandea, te deja sin aliento y no te suelta. Tras leer en verano 'La inquilina de Wildfell Hall', de Anne, concluyo ahora la lectura de la segunda Brontë. La siguiente, Charlotte. Todavía no tengo claro si mi mejor lectura en lo que llevamos de año es 'La inquilina...' o 'Cumbres borrascosas'. Me han parecido dos obras maestras que estoy muy feliz de haber descubierto. + Leer más |