(…) Ambos éramos como dos cintas sueltas que el viento zarandeaba y que, al enredarse una con otra, por fin encontraban el punto de apoyo que tanto tiempo habían estado buscando.
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(…) Ambos éramos como dos cintas sueltas que el viento zarandeaba y que, al enredarse una con otra, por fin encontraban el punto de apoyo que tanto tiempo habían estado buscando.
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Moby Dick, Herman Melville