El Secreto de Christine

Quirke es un médico forense que, en el Dublin de principio de los años cincuenta, se ve arrastrado, casi sin él quererlo, a investigar lo sucedido a una joven llamada Christine Falls, que falleció en el momento del parto, así como a la criatura que dio a luz.
Quirke se adentrará de pleno en una trama de bebes robados que opera entre Irlanda y Estados Unidos. Sus hallazgos no le resultaran gratuitos, puesto que conllevará consecuencias familiares devastadoras e incluso haran que su vida corra serio peligro.
Estamos ante la primera entrega de la serie Quirke, escrita por John Banville bajo el seudónimo de Benjamin Black, su alter ego de la novela "crime".
La lectura de la novela se convierte en un ejercicio de goce sublime, tanto para el lector corriente como para el escritor diletante que pretende aprender de los grandes maestros. Porque esto es, precisamente, Banville: un escritor superlativo que cuida su prosa al detalle. No recuerdo haber leido a nadie que describa con tanta maestría la climatología, calzandola de tal manera que llega a convertirla en otro personaje más de la obra.
En Benjamin Black se reconoce al mejor Raymond Chandler, con todas las armas literarias del genial escritor inglés y con ese poso de justicia poética que perseguía constantemente su personaje icónico, Philip Marlowe. El Quirke de Black también arrastra ese sarcasmo desencantado, como se puede apreciar en el siguiente pasaje:
"-Yo he rajado un montón de cadáveres, y nunca he encontrado, en uno solo, el sitio en el que podría estar el alma."

En la narrativa policial actual, Benjamín Black (alter ego de John Banville) ocupa un lugar destacado, que lo llevó a recibir, recientemente, el Premio Internacional de Novela Negra RBA. “El Secreto de Christine” es su primer novela dentro del género, ambientada en la Irlanda de los años 50.

Allí, entre la niebla, los vapores del whisky y el humo de los cigarrillos de un Dublín convertido en el escenario perfecto para la mejor literatura negra, nos presenta a Quirke, de profesión patólogo forense, un hombre sombrío y atormentado que, casi sin quererlo, se transforma en detective, al mejor estilo Chandleriano. No es casual, por otra parte, que sea este gran autor quien reviviera a Philip Marlowe en “La Rubia de Ojos Negros”
A disfrutar, entonces, con la lectura de esta excelente muestra del mejor "noir" contemporáneo.
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