La noche es para las palabras lo que la magia para tus mejillas.
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La noche es para las palabras lo que la magia para tus mejillas.
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Odio tener que calcular... con números y con personas. Por eso soy de letras y huyo de los que imagino que, más que sentir, cuentan con los dedos, conquistas, besos, favores o mensajes de texto. |
Una vez alguien me dijo que en ocasiones nos tiramos de cabeza aun sabiendo que no hay agua solo por el placer de sentir el golpe. Quizá sea verdad.
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Hay que desaprender la expresión "no puedo", porque si no quiero, no quiero, y si quiero, puedo.
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En la era de la inmediatez, en el momento histórico en el que más conectados estamos pero más solos nos sentimos, es la palabra una vez más, lanzada al vacío de la red, lo que nos une de una manera que es difícil de explicar.
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Las palabras, además, siempre han sido para mí un billete que invita a viajar a cualquier realidad imaginable.
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Las palabras siempre me han salvado de morir ahogada en la piscina de lo que me falta. Porque escribiendo, mastico lo que me pasa, porque escribiendo imagino realidades lejanas, porque escribiendo me analizo y me entiendo. Me mido, me abrazo, me calmo. Las palabras son para mí, un salvavidas, un modo de vivir, un puñado de abrazos lentos.
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...las mujeres fuertes son fuertes, pero no son perfectas y tampoco es que aspiren a serlo. Ah, por cierto..., las mujeres fuertes también se permiten ser débiles y ese es, sin duda, su secreto. |
Te quiero y te lo digo poco. Te quiero y te prometo que, a partir de ahora, te lo diré más, frente al espejo, donde puedas verme. |
«Me mido, me abrazo, me calmo. Las palabras son, para mí un salvavidas, un modo de vivir, un puñado de abrazos lentos». |
¿Con qué frase empieza esta novela?