Me quedo aquí

Como bien dice su autor en la contraportada, “Toda historia necesita a alguien que la cuente”. Por ello, Marco Balzano nos narra una historia a caballo entre la ficción y la realidad sobre una familia a la que la guerra le atrapa en la zona de El Tirol, entre Suiza y Austria. Los padres, los dos hijos y la abuela se quedan en medio del nazismo de Hitler por un lado y del fascismo de Mussolini por otro. Y, como siempre suele suceder en estos casos, la mayoría de la población acaba tomando partido por uno u otro bando siendo pocos los que permanecen neutrales de acción y pensamiento. Como es de imaginar, esta situación provoca sinsabores, roces, enfrentamientos entre las propias familias y amigos, injusticias y momentos de extremada crudeza.

La historia está narrada en primera persona por Trina, una maestra que luchará hasta límites insospechados por sobrevivir en tiempos tan convulsos y que no cejará en su empeño por continuar con su vocación, la de enseñar, aunque sea un idioma prohibido y en secreto.

Todo el libro es una carta escrita a su hija, quien permanece lejos de su lado y en paradero desconocido. A través de ella conoceremos a Trina, nos llevará en un viaje literario que abarca desde su juventud hasta el presente. Irá poco a poco desgranando sus sentimientos y todos los sucesos que le van aconteciendo en el devenir de la vida: desde el momento de paz anterior a la Guerra, el posterior estallido de la Segunda Guerra Mundial y, por fin, su finalización. Aunque tal y como se nos muestra en el relato, a las guerras les cuesta darse por terminadas, a pesar de la rendición.

La trama se halla dividida en tres partes: Los años, Huir y El agua.

Una pieza importante de la historia es cuando el matrimonio tiene que huir a las montañas, con la nieve y el intenso frío por delante. Solo el coraje y algo de alimento les acompañarán en ese trayecto.

Otro detalle vital dentro de la trama de la historia es el empeño de los italianos por crear un embalse en el mismo pueblo en el que la familia de Trina vive (Curon). Algunos de sus habitantes se resistirán a aceptar este hecho, a ver sus casas sumergidas bajo las aguas, como una alegoría de lo que pretenden hacer con sus vidas. Este fragmento dará lugar a una enseñanza aún mayor que la del horror de la guerra, la de la crueldad convertida en espectáculo por simple ignorancia o desconocimiento.

La obra, editada por Duomo ediciones, ha obtenido varios premios como el Bagutta, el Asti D'Appello, El Campiello y otros. Galardones todos ellos merecidos a una novela que trata de una manera diferente un tema trillado y manido como es el de la Segunda Guerra Mundial. Por eso creo que debo recomendar su lectura a todos los que gusten tener un conocimiento sobre esta época histórica y acerca de lo que vivieron y padecieron sus gentes, desde otra perspectiva.

Por último, dar las gracias a Babelio, a Masa Crítica y, por supuesto, a Duomo por hacerme llegar este ejemplar y poder disfrutar de su lectura.

Me quedo aquí ha sido una lectura totalmente inesperada.

Cuando leí la sinopsis me llamó la atención la presencia de una desaparición y me imaginé una historia que no ha sido para nada como pensaba. Esto no es algo negativo porque ha sido una buena lectura, simplemente caí en el error de pensar que el tema principal sería la búsqueda de la hija.

Es una historia ambientada en un pueblo italiano situado entre la frontera de Suiza y Austria, concretamente en Curon. Las personas que viven allí son alemanes e italianos y al comenzar la II Guerra Mundial sus vidas cambian para siempre, especialmente la de Trina, nuestra protagonista.

La historia es contada por la propia protagonista y comienza en su adolescencia. Iremos conociendo rasgos de su personalidad, la relación con su familia y amistades.

Al ser época de guerra, el fascismo está presente en toda la historia y la lucha por proteger un pueblo y su destrucción es el tema principal.

Los alemanes quieren hacer de Curon un embalse, dejando a sus habitantes sin sus granjas, negocios y su pueblo. Muchos de los aspectos que resaltan en la historia me han hecho recordar nuestra situación actual en la sociedad, lo que me ha hecho pensar que debemos seguir luchando para que el fascismo no vuelva.

Trina y su familia tiene que pasar por muchas situaciones difíciles por culpa del fascismo, son alemanes pero no apoyan las ideas de Hitler. Es toda una historia de supervivencia y de mantener raíces.

La pluma del autor es bastante buena, no se hace pesado y se lee bastante rápido ya que tiene menos de 300 páginas. al ser una localidad que existe actualmente hace más realista la ambientación.

He disfrutado mucho de la lectura y la recomiendo si quieren leer algo diferente en una época difícil donde la lucha y la valentía están muy presentes.

En conclusión, es una historia que te hace conectar con los personajes y sentir sus emociones. Me daban ganas de meterme en el libro para impedir la construcción del embalse y luchar por Curon y también, por acabar con el fascismo.

Trina, una maestra de Curon, narra en primera persona, a través de una extensa carta que escribe a su hija desaparecida, cómo vivió en ese entorno de incertidumbre, bajo el yugo de los invasores fascistas italianos (más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial serían los alemanes los que ocuparían el pueblo pero este los consideraron una liberación). En esa carta Trina irá desgranando su vida: sus aventuras con sus amigas, sus primer y único amor, su vida en matrimonio con Erich, sus hijos, las imposiciones de los italianos, la guerra, los nazis... y sobre todo, el embalse.

En esa carta encontraremos la presencia continua del miedo: miedo a los italianos invasores, miedo a los nazis, miedo a que el agua termine enterrando toda su vida, miedo a no volver a ver nunca más a su hija, miedo, miedo miedo. Vemos cómo una vida llena de ilusión y esperanza en el futuro va volviéndose cada vez más gris por culpa de la opresión y la falta de libertad. Otro aspecto fundamental que marca a los protagonistas, es la ausencia. La ausencia de esa hija que será motivo del inicio de esta historia (la carta que esa madre escribe a esa hija ausente y que le servirá para cerrar un capítulo de su vida). Y por encima de todo esto... El instinto de supervivencia. La enorme fuerza para superar todo eso y más.

Esta novela me parece una manera perfecta para que ese episodio de la historia no caiga en el olvido y el campanario de la iglesia de Curon, la única zona que ha quedado sobre el nivel del agua, no sea una mera decoración en los selfies de los turistas, sino un recuerdo de las vidas truncadas allí.
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La historia que os traigo hoy arranca hace cien años en un rincón precioso de Italia: el Val Venosta, un valle italiano situado muy cerca de las fronteras con Suiza y Austria, en medio de una naturaleza desbordante. Una de las poblaciones del valle es Curon, que hoy en día nos ofrece una imagen parecida a la que ilustra la portada del libro:

Como se puede adivinar por el título y la portada, en este libro conoceremos la historia de ese pueblo que quedó enterrado bajo un pantano, Curon, así como de sus habitantes y de la mujer que decidió no irse como todos los demás, la que se dijo a sí misma: «Me quedo aquí».

Estamos en 1921. Los fascistas acaban de ascender al poder e impiden a los habitantes del Tirol del Sur hablar su propia lengua, el alemán, y les imponen el italiano; incluso hacen cambiar los nombres de las lápidas en el cementerio. Trina es una joven maestra del pueblo que no puede dar clases porque Mussolini se lo impide, así que decide enseñar en escuelas clandestinas, con un grupo de alumnos que aún quieren aprender alemán, pero lo hacen escondidos y con el miedo en el cuerpo por la posibilidad de que los fascistas los encuentren.

Con el tiempo Trina se casa con un granjero del pueblo, un apasionado de las montañas que no se plantea salir de allí en busca de una vida mejor. Cuando se cierne sobre ellos la amenaza de la construcción de un pantano, su marido se erige en una especie de Quijote que lucha contra la multinacional responsable de las obras, con la ayuda de Trina, que le ayuda a comunicarse en italiano. Sin embargo, ellos son los únicos que luchan contra tal injusticia, y los únicos que se quedan cuando poco a poco el resto del pueblo se rinde y se va marchando.

La historia nos la cuenta la propia Trina, una mujer valiente, honesta, lúcida, que nos transmite una clara visión de las cosas, sin engaños. La novela está narrada en forma de relato que le dirige a su hija, y sus palabras nos transmiten lo que era la vida de unos granjeros en un paraje idílico de los Alpes, así como la guerra, la represión fascista, las penurias, y la etapa en que su marido y ella decidieron no participar más en la guerra y se hicieron prófugos.

Me ha encantado la voz de Trina, sus reflexiones lúcidas y el tono que le da a la trama. Pese a que la historia de Trina y Erich es ficticia, todo lo que la rodea fue real y surgió a partir de una visita que hizo Marco Balzano a Curon, donde quedó impactado ante la belleza que lo rodeaba y ante ese elemento extraño, la torre de un campanario, surgiendo de un contexto real. Según dijo él mismo en una entrevista:

«Pero como no se escribe solo para pasar cuentas con la historia, sino también para redimir el cinismo y la violencia insensata, me atrajo la idea de imaginar a alguien con el valor necesario para plantarse, para salir a la calle a exponer a gritos sus argumentos: alguien con el valor necesario para quedarse cuando todos los demás huyen. Exactamente como no sucedió entonces y como no sucede la mayoría de la veces que nos roban, que nos expropian o que destruyen un espacio que nos pertenece. Erich y Trina, en cambio, se quedan. Incluso cuando las palabras ya no bastan. Incluso cuando el destino ya ha decidido.»

Os recomiendo encarecidamente esta novela.
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