A Jorie Sue le gustó Dirty Dancing. Mucho. Le gustó, sobre todo, porque hablaba un poco de ella. De una chica insegura, pequeña y casi transparente, que un día decide tomar su vida por las riendas y, además, hacerlo ayudando a los demás.
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A Jorie Sue le gustó Dirty Dancing. Mucho. Le gustó, sobre todo, porque hablaba un poco de ella. De una chica insegura, pequeña y casi transparente, que un día decide tomar su vida por las riendas y, además, hacerlo ayudando a los demás.
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Nadie, nunca, había dicho que ella tenía algo bonito en su interior. Era la cosa más maravillosa que había escuchado en su vida referente a ella misma y, como no estaba acostumbrada a recibir tales alabanzas, estaba desconcertada, perdida.
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Recordaba a Katrina, su devastación, su furia, su daño… no había nadie en Alabama que no recordara agosto de 2005 y el huracán que los asoló.
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Había noches en las que Jorie Sue no soñaba nada. Noches blancas, noches sin nada que la agitara o la removiera. Esas noches eran sus favoritas, aunque, por desgracia, eran pocas, muy pocas. Otras noches, la mayoría, soñaba que se ahogaba. Soñaba pesadillas inclementes que la atormentaban y la sumían en una angustia difícil de describir. Eran sueños tan reales que dolían, sueños en los que su fascinación por un mar que nunca había visto se unía a la pesadilla de verse atrapada bajo las aguas, sin poder respirar ni escapar de la prisión acuática que la mantenía lejos de la superficie. |
Si le soy sincero, usted es lo único bueno del día de hoy.
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―Creo que es usted demasiado duro consigo mismo ―acertó a decir Jorie Sue cuando comprobó que el hombre había acabado con su alegato de culpa. ―No lo soy, Ava, solo soy un hombre que ha fracasado y que sabe que lo ha hecho. Ojalá no fuera tan jodidamente consciente de mi fracaso. |
―No sabía que por esta zona hubiera ranchos... me ha sonado a Texas o a Wyoming ―bromeó Jorie Sue haciendo brillar sus preciosos ojos azules. ―No los hay como tales, pero el señor Layton es muy particular y no quería seguir llamando a la plantación de su familia por ese nombre. Dice que no le trae muy buenos recuerdos. Rancho Layton fue el único nombre que se le ocurrió para no seguir llamando plantación a su... bueno, a su plantación. |
Hacía solo una hora y media que había dejado todo atrás, su casa, sus recuerdos, las peleas con Bobby Dean... una hora y media que parecía poco, apenas 75 millas recorridas lejos de esa bestia que la tenía sometida y que no la dejaba ni respirar.
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¿Cuántas novelas policíacas publicó Agatha Christie?