Lo que una boca dice, bueno o malo, pronto hasta el infinito va aumentando. |
Lo que una boca dice, bueno o malo, pronto hasta el infinito va aumentando. |
¡Ay, Amor, ay, detén a este rebelde que ante mi lento paso se apresura, o vuélveme al estado en el que estaba cuando ni tú ni nadie me oprimía! ¡Qué necia y falsa que era mi esperanza, si tú jamás te ablandas con los ruegos, si vives, te alimentas y complaces con lágrimas vertidas a raudales! |
Sabe el soberbio que lo adoro y amo, y me desprecia como amante y sierva. Sabe el cruel que por él sufro y muero: para ayudarme espera a verme muerta. Por no oír de mi boca mi tormento, que podría vencer su resistencia, de mí se esconde como el áspid suele para evitar que el canto lo sosiegue. |
No hubo entre los paganos ni un valiente a quien el pelo no se le erizase en cuanto oyó aquel nombre formidable, "Rinaldo y Montalbán", lanzado al aire. Sin perder el tiempo ni en liar los bultos, huyerin los hispanos y africanos: ¡a qué esperar aquel furor tan grande, si con haberlo visto ya hay bastante! |
¡Ay!, qué tan orgullosa me sentía de que un gran rey, un fuerte caballero arriesgase su vida por mi causa en una fiera y áspera batalla, y ahora veo que no tenéis empacho en ecponeros por razón tan nimia. Lo que os espoleaba a la contienda no fue mi amor, fue natural fiereza. |
Las que han abandonado a sus maridos buena razón tuvieron las mas veces: ellos, hastiados del amor casero, van a buscarse fuera otros amores. Si quieren ser amados, deberían entregar tanto amor cuanto reciben. |
Somos los dis muy jóvenes y hermosos y es difícil hallar quien nos iguale. ¿Qué mujer habrá, pues, que nos rechace si no ponen reparo ni a los feos? Y si belleza y juventud no bastan, bien nos ha de bastar nuestra riqueza. Y no volvamos skn lograr primero mil esposas ajenas por trofeo. |
Aunque hasta hoy, de cuantas he amado no he encontradi a una fiel, tampoco digo que sean todas pérdidas e ingratas, sino que culpo a mi cruel destino. Muchas hay hoy, y muchas más ha habido de las que ningún hombre tuvo queja, pero si hay una mala entre trescientas, mi fortuna cruel me hace su presa. |
Mujeres, no seáis tan arrogsntes al afirmar que el hombre es vuestro hijo: también nacen las rosas entre espinas y de fétida hierba nace el lirio. Importunss, soberbias, desdeñosas, desprovistas de amor, de fe, de juicio, fieras, ingratas, pérfidas, malignas, ¡para desgracia eterna sois nacidas! |
Aunque durmieron en el mismo lecho, fueron muy diferentes sus reposos: una duerme y la otra gime y llora, sintiendo más ardiente su deseo. Y si el sueño tal vez cierra sus ojos, es sueño lleno de imaginaciones, y cree ver que le concede el cielo modificarle a Bradamante el sexo. |
Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises