Luna se ve abandona por su pareja de un momento a otro, literalmente se despide de él por la mañana antes de ir al trabajo y cuando regresa, él y sus cosas han desaparecido. Durante un tiempo espera a que vuelva, sin embargo, no tiene noticias suyas. Ni las tendrá. Debe seguir con su vida, solo que no sabe cómo hacerlo. Menos mal que tiene a su par de amigas que estarán ahí para ella y la enseñarán el camino que debe seguir, por muy difícil que sea. Además, un pintor bastante interesante se cuela en su vida de manera muy sutil. Luna lo ha pasado verdaderamente mal. Volver a casa y ver el piso vacío la mata, pero se terminará dando cuenta de que, durante lo que duró la relación, había perdido cosas muy importantes para ella. ¿No será una liberación? Aprenderá a luchar contra esa vocecilla que solo le susurra sus miedos, y volverá a ser ella, poco a poco, pero lo hará. Alba es el segundo gran personaje. Una persona impulsiva, directa, que no dudará ni un segundo en comprar helado y tirar hacia casa de su amiga si la necesita. Andy es un tío bueno; buena persona y atractivo. Vive de su arte y Luna le gusta desde el primer momento. Está "rehabilitado" y sabe perfectamente qué quiere y qué no en su vida. Puede soportar hasta cierto límite, pero sabe decir basta cuando debe hacerlo y por mucho que duela. Nia escribe de una manera muy madura y me ha gustado. Además, pienso que tiene mucho potencial. Ha conseguido a la perfección transmitir todo lo que quería a través de Luna. Ha sido una historia que me ha sorprendido para bien, hay mucha reflexión en el tema de la ruptura que no había visto en ningún otro libro y me ha parecido muy interesante. No catalogaría a este libro como romántico, más bien es un subgénero. Aquí, lo que de verdad importa es cómo afronta Luna esta "ruptura". Cómo aprende a vivir de nuevo consigo misma, y lo mejor es que se empezará a dar cuenta de que su relación le ha traído más cosas malas que buenas. + Leer más |