—Eres necio, hombre de Dios —murmuró—. No lo entendías. Konstantín dijo en un susurro ensangrentado: —¿Qué no entendía? —Que tengo fe, a mi manera —respondió el Oso, y torció los labios—. Amaba tus manos. |
—Eres necio, hombre de Dios —murmuró—. No lo entendías. Konstantín dijo en un susurro ensangrentado: —¿Qué no entendía? —Que tengo fe, a mi manera —respondió el Oso, y torció los labios—. Amaba tus manos. |
Cuanto más sabe una, más rápido se hace vieja.
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En el mundo no hay monstruos ni santos. Solo sombras infinitas que forman parte del mismo tapiz: luz y oscuridad. Lo que para un hombre es un monstruo otro lo adora.
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He visto que los cherti han quedado reducidos a sombras. Los hombres ahora ordenan sus vidas en torno al sonido de esas malditas campanas. Así que voy a derribar las campanas y, de paso, a derrocar al gran príncipe. Voy a prenderle fuego a todo este pequeño mundo que es la Rus y veré qué sale de las cenizas.
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Los hombres le arrebatarán todo lo salvaje al mundo, hasta que no quede ni un solo lugar en el que una joven bruja pueda esconderse. te quemarán a ti y a todas las que son como tú.
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La magia enloquece a la gente. Olvidan qué es real y qué no porque hay demasiadas cosas que se vuelven posibles.
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¿Con qué frase empieza esta novela?