EL INVIERNO DE LA BRUJA de Katherine Arden
—Eres necio, hombre de Dios —murmuró—. No lo entendías. Konstantín dijo en un susurro ensangrentado: —¿Qué no entendía? —Que tengo fe, a mi manera —respondió el Oso, y torció los labios—. Amaba tus manos. |