Agua salada

Con "Agua salada", Jessica Andrews nos trae una historia llena de sentimientos y un golpe de realidad sobre la complejidad de las relaciones.

A través de Lucy, nuestra protagonista, vamos conociendo su pasado y cómo este le ha afectado en su vida.

Narrada en primera persona, vamos alternando capítulos del presente con el pasado, con su infancia, sus sentimientos y sus pensamientos. Tenemos un batiburrillo de información, que a pesar de que no está definido, nada más empezar cada capítulo ya sabemos a qué se refiere. Es como si nosotros en más de un momento fuésemos Lucy y sepamos de lo que está hablando, como si directamente sepamos cómo se siente.

Jessica Andrews ha conseguido que tengamos mucha empatía por Lucy, que nos sintamos muy unidos a ella. Quizá por las situaciones que narra, algunas de ellas muy duras, sobre todo las referentes a su infancia y su padre.

Vemos el punto de vista de una niña, cómo no entiende el por qué de las situaciones, cómo lo vive y cómo actúa. Sobre todo cómo le influyen, aunque podamos pensar que al ser una niña pequeña no lo ve, o no le afecta. Pero la realidad es que ello le marca y al final, cuando va creciendo, define su personalidad, o su decisión de marcharse a Londres, de huir de todo.

La presión que se autoimpone, cuando siempre le dicen "eres nuestra esperanza", y la situación de su padre y su madre. Cómo incluso de más mayor, no sabe cómo reaccionar frente a ello.

Durante su estancia en Irlanda, Lucy rememora todos esos momentos de su infancia, de su adolescencia. Y junto con ella vamos paso a paso aprendiendo a entender a su madre. Ninguna de las dos tuvo una vida fácil, y a pesar de que Lucy en más de un momento se ha sentido apartada, ahora comprende más de una situación y actitud de su madre.

Quiere reencontrarse con ella, dejar atrás todo lo pasado y comenzar de nuevo esa relación madre e hija que tanto echa de menos.

Además, su estancia en Irlanda la viene bien para reencontrarse consigo misma y decidir sobre su vida, presente y futuro.

Nos hace incluso pensar en nuestra propia vida. Seguramente que en más de una situación, sobre todo de pequeños, no hemos entendido algo. Con el paso del tiempo se comprenden mejor las cosas, entendemos más a nuestros padres y todas, o parte de las decisiones que han tomado. La famosa frase "cuando seas padre comerás huevos", es totalmente cierta, y en "Agua salada", lo vemos reflejado, ya que hasta que Lucy no es más mayor y se encuentra en la misma situación que su madre referente a su padre, no la comprende del todo. Es a raíz de esos momentos que ella quiere recuperar de nuevo esa unión que sentía cuando era más pequeña. No podemos prejuzgar las decisiones de los demás,y con más motivo si es nuestra madre, como en este caso.

Lucy nos hace ver la realidad sobre las relaciones y lo que puede influir un punto de vista u otro. Lo diferente que se ve todo. Y sobre todo, que huir no es la solución.

Me ha gustado mucho la manera de escribir de Jessica Andrews, es muy fluida y a pesar de la complejidad de los sentimientos y la dureza de las situaciones, la lectura de "Agua salada" se hace muy amena, y nos enganchará de tal manera que no podremos parar de leer.
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La autora, Jessica Andrews es nacida en el 92 y se le compara con Sally Rooney y Edna O'Brien. A mí me ha recordado ligeramente más a la segunda en su forma de escribir, aunque aún así le veo un estilo muy propio que a su vez es lo que puede hacer alejarse a algunos del libro.

No sigue una cronología fija, el libro está dividido en cuatro partes con capítulos cortos (a veces simplemente párrafos), en los que intercala recuerdos de la niñez y adolescencia y reflexiones actuales, donde se expresa de forma más poética.

Es una lectura algo triste y melancólica, a veces cruda, pero agradable de leer.