Violeta

Violeta nació en Chile en plena pandemia de la gripe española y se ve morir, casi cien años después, durante la pandemia del coronavirus. Violeta escribe su vida en una larguísima carta dirigida a su querido Camilo que, sólo muy avanzada la novela sabremos quién es. Cien años de la vida del país, cien años de historia y cien años de la vida de una mujer fascinante.

Obviamente en primera persona –se trata de una carta- y siempre dirigiéndose al tal Camilo, Violeta desgrana sus recuerdos. Incluso algunos que no lo son tales, como su nacimiento. Nos contará cómo nació en una familia rica durante la mal llamada gripe española. Como su familia vino a menos y ella, su madre y su hermano más querido tuvieron que irse a vivir al campo: los que llama los años del destierro aunque resultaron ser los más felices de su vida. Nos hablará de su niñez, de su vida adulta, de su forma de ser y sus sentimientos, de su familia y de aquellas personas con quienes se relacionó y fueron importantes en su vida.

Violeta fue una mujer que vivió mucho. Por su vida pasaron muchas personajes y tuvo varios grandes amores. Fue feliz y también le tocó sufrir lo peor. Fue una mujer adelantada a su tiempo pues, aunque aguanta cosas que no tendría que haber aguantado, al final sabe buscarse la vida y, su pasión y fina inteligencia, hicieron de ella una mujer de negocios. Es un personaje fascinante, sin duda.

Violeta nos cuenta su vida pero también la historia de su país y, en cierta forma, también la historia mundial. El golpe de estado, los generales, las desapariciones, el movimiento hippy, la democracia, las drogas, las crisis económicas…, mil cosas que se vivieron allí y de forma a veces similar en países del entorno

Con “Violeta” me he encontrado a la Isabel Allende de los primeros tiempos. Si bien le falta el realismo mágico que la hizo famosa (hay algún atisbo de él), la trama, los personajes, su preciosa manera de narrar recuerdan a aquellas primeras novelas. Para mí las mejores, la verdad. He leído toda su obra salvo las entregas segunda y tercera de su trilogía juvenil (porque la primera no me convenció) y la he disfrutado. Pero reconozco que sus últimas novelas no me gustaron tanto como las primeras. Me encanta cómo escribe, la especial delicadeza con la que desgrana sus tramas y los personajes que las pueblan pero, sin duda, me quedo con “La casa de los espíritus”, “Eva Luna” o “De amor y de sombra” antes que con “El juego de Ripper” o “Largo pétalo de mar”. Y es que las primeras son diferentes, especiales, muy “Isabel Allende”. Y, como digo, esta “Violeta” se me asemeja más a sus primeras novelas que a las últimas. Y por ello, me ha encantado.

No tengo ni que hablar de su estilo: si habéis leído antes a Isabel Allende, lo reconoceréis perfectamente. Su prosa es envolvente, cálida y elegante. Te mete de lleno en sus historias y caracteriza perfectamente a sus personajes: al final parece que has pasado un rato charlando con Violeta de lo que la llegas a querer. Aunque la protagonista es un personaje fascinante que se come la historia, los demás –incluidos los secundarios y los que tan sólo se asoman por allí- son igualmente increíbles, para lo bueno y para lo malo.

Conclusión final

“Violeta” es una delicia de novela que nos cuenta la vida de una mujer fascinante y que, en clave de ficción histórica, nos habla de la historia de Chile y, secundariamente, de la historia mundial entre dos pandemias. Muy muy recomendable.

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