El poder exige tener un hombro siempre en las sombras
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El poder exige tener un hombro siempre en las sombras
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Tómatelo todo como un cumplido... y ya no se te puede insultar.
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La diferencia entre un asesino y un héroe está en el prestigio de los muertos.
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Raro es el error que solo se comete una vez.
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Lo que más aman los hombres es ver a otros enfrentarse a la Muerte. Les recuerda que todavía están vivos.
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– No eres tan dura como haces ver a los demás, ¿verdad? Espina inspiró hondo. –¿Quién lo es? |
Quizá miramos a los demás y vemos solo las cosas de las que carecemos.
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Las grandes gestas merecen grandes recompensas de grandes hombres. De lo contrario, ¿para qué criar hombres?
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Varosaf, príncipe de Kalyiv, era mucho más joven de lo que había esperado Espina. Contaría unos pocos años más que Yarvi, quizá, pero no tenía ni un solo pelo en la cabeza, ni en la barbilla, ni siquiera en las cejas: era liso como un huevo. Tampoco estaba en una tarima elevada, sino sentado en una banqueta junto al hogar. No era un hombre fornido, no llevaba joyas y no portaba armas a la vista. No tenía un terrible gesto adusto en su rostro lampiño, sino una pétrea ausencia de expresión. No había nada en él que sirviera a Espina para describirlo como un hombre aterrador, y son embargo lo era.
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Lo que tiene remar es que se hace encarado hacia atrás. Siempre mirando al pasado, nunca al futuro. Viendo siempre lo que se pierde, nunca lo que hay por ganar.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?