Una mujer música regresa a su natal Jerusalén para cuidar de la casa materna durante tres meses, durante ese lapso redescubre su ciudad, y hace de extra en pequeñas producciones de cine y televisión. En ese marco Noga, arpista, debe enfrentar los fantasmas de ese pasado por el que se marchó a Europa: la decisión de no tener un hijo y sobre todo, dejar de ser una figurante y tomar las riendas de su vida y destino. Ese es el tema de fondo en este relato, sencillo, con suaves murmullos musicales que por momentos, no despeja la incógnita si el narrador culpabiliza a su personaje por no querer ser madre y más aún, por haber abortado en su juventud. Es una de esas lecturas que llevará a cada lector por un camino diferente y extraer un significado propio”. Aunque he disfrutado su lectura delicada e intimista en algunos momentos me he sentido perdida buscando qué era lo que quería transmitir el autor.
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