InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest

Ediciones Siruela

Editorial española con sede en Madrid, fundada en 1982 por Jacobo Siruela. Entre sus autores publicados destacan Italo Calvino, Bruno Schulz, Alejandro Jodorowsky, Jostein Gaarder, Fred Vargas, Clarice Lispector o Juan Eduardo Cirlot. También publican literatura infantil y juvenil.

Libros populares ver más


Colecciones de Ediciones Siruela



Publicaciones recientes de Ediciones Siruela


Críticas recientes
angelitobooks
 24 April 2024
Peter Pan de James M. Barrie
Creo que a esta altura todos ya vimos alguna adaptación que nos hizo conocer la gran aventura del niño que nunca creció pero creo que no todos leímos el libro y esta es la primera vez que me decidió a leerlo yo.



Es un libro que se lee muy rápido, es bastante ligero y sencillo de lenguaje que hace de la lectura divertida y entretenida.



Me encanta esta historia, obviamente que mi personaje favorito fue Nana, quién no quisiera tener una niñera así?!

Me encantaron cada uno de los personajes, creo que se puede apreciar sus personalidades y se sienten como reales. El Capitán Garfio y el Sr. Smee creo que son una re dupla.



Me encanta Peter Pan pero creo que en la adaptación de Disney, la animaba se lo pinta muy bueno y valiente y me sorprendió que sea tan "malo" y egoísta. Es un personaje sumamente interesante, que me sorprendió un montón.



Creo que es un libro que se puede leer y disfrutar mucho pero también se puede pensar mucho y reflexionar, hay muchas cosas que toca parece que tiene una crítica oculta.



Es un libro de fantasía, con aventura y acción y también toca muchos temas familia, amistad, el cambio de la niñez, crecimiento.



Lo recomiendo, para disfrutar en cualquier edad 💜
+ Leer más
Comentar  Me gusta         30
Gww
 23 April 2024
Nuestros antepasados de Italo Calvino
Italo Calvino es un autor muy apreciado en España. Siruela emprendió hace muchos años el loable esfuerzo de traducir sus obras y éstas siempre han tenido un nutrido público de iniciados que se deleitan con la morosa prosa poética del escritor italiano. Sin duda, su obra más celebrada es Las ciudades invisibles, sin embargo, en esta ocasión reseñamos Nuestros antepasados.







Este título realmente responde al deseo del autor por compilar en 1960 tres obras previas en las que creyó ver cierta conexión, hasta el punto de dotarlas de una intencionalidad y sentido que, tal vez, no le fueron tan obvios en un primer momento. Sea como fuere, lo cierto es que los tres libros aquí compilados suponen los primeros éxitos literarios del escritor y sientan unas bases sobre las que construirá el estilo que le caracteriza.







Inicialmente, el orden de estas obras dentro de Nuestros antepasados respondía a un criterio cronológico, en función del momento histórico en el que cada uno de los relatos se desarrollaba. Finalmente, en ediciones posteriores, Italo Calvino prefirió ordenarlos en el mismo orden en el que fueron escritos, por entenderlo más coherente para la construcción de esa idea de unidad que, como decía, responde más a un cierto voluntarismo más que a una auténtica coherencia temática.







Así, comenzamos por El vizconde demediado (1951), un hermoso cuento en el más amplio sentido de la palabra, que sin duda debió hacer las delicias de Ana María Matute y que nos relata la vida del vizconde de Terralba, un pequeño noble italiano que acude a batallar contra los turcos y es, literalmente, partido por la mitad por un cañonazo enemigo. Esta demediación, no solo es física sino que también afecta a la personalidad del noble que queda dramáticamente reducida a algunas de sus inclinaciones y limitaciones morales.







Pese a que la lectura obvia podría llevarnos a la idea de la doble naturaleza que habita en todos nosotros, la importancia del equilibrio, la concordia entre cuerpo y espíritu y otras tantas ideas, lo cierto es que el simbolismo del relato permite tantas lecturas como uno quiera. A ello ayudan sin duda los numerosos elementos fantasiosos, los animales míticos que lo pueblan, una cierta irrealidad que abarca el espacio físico pero también al resto de personajes más allá del propio vizconde.







Pasamos al siguiente relato, El barón rampante (1957), tal vez el más conocido de esta trilogía, en el que el hijo de una familia de la pequeña nobleza local italiana decide, fruto de una rabieta algo estúpida, subir a un árbol y basar su vida en tan arbórea circunstancia. De árbol en árbol, seto a arbusto, toda su vida, incluyendo su ejercicio como barón al fallecimiento de su padre, tiene lugar en las alturas, tal vez porque en tan alejada esfera puede elevarse por encima de miserias terrenales, escaparse a la jurisdicción de los terráqueos y posar una mirada más limpia, distante y certera en sus súbditos.







El relato se desarrolla en el periodo comprendido entre la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas, un tiempo en el que el espíritu del hombre también pretendía emanciparse de leyes morales y políticas que le eran impuestas y en las que las más célebres mentes de la época buscaban cambiar su perspectiva. Así, también el barón se dejará cautivar por ese siglo de las luces, por sus avances y tratará de traerlos a sus dominios convirtiéndose en impulsor del cambio y colaborador de las tropas napoleónicas que invaden su patria, causándole no pocas incertidumbres morales.







La esencia del relato, en opinión del propio Calvino y de los estudiosos de su obra, que ven este elemento como una constante de sus trabajos posteriores, es la autoimposición de una norma, una conducta, una regla que, por absurda que nos parezca, es asumida y llevada hasta el final, hasta sus últimas consecuencias. Pero también aquí podemos dejarnos guiar por nuestras propias intuiciones y preferencias pudiendo resultar que el relato nos es más próximo si lo entendemos como una reflexión sobre el papel de un escritor, un intelectual tal y como hoy consideramos a Italo Calvino, que debe apartarse hasta cierto punto del mundo para poder señalarnos lo que está por venir, ayudarnos a dar curso a nuestros deseos y acciones, tal y como Cosimo Piovasco ayuda a los campesinos a acabar con los incendios forestales, los saqueadores de granos o a mejorar la irrigación de sus campos.







Pero también puede ser una reflexión sobre el desengaño de la razón, cuando el barón contempla cómo Napoleón rompe las ilusiones de libertad que, sin embargo, hace ondear en sus banderas y discursos. Ya sabemos por otros intelectuales del mismo periodo, esta vez reales como la vida misma, que la razón a veces engendra monstruos, malos sueños, por eso, no siempre es maldito quien se toma cierta distancia con el mundo que le ha tocado habitar.

















Pero llegamos al tercer y último relato, El caballero inexistente (1959), una pieza en la que un caballero, solo espíritu, cubierto por una armadura que le dota de corporeidad, se bate en las huestes de Carlomagno y vive sus aventuras como si de un mortal cuerpo se tratara. Porque el ansia de ser que empuja a Agilulfo es más fuerte que los músculos de otros paladines, y por ello, recibirá el reconocimiento del sacro emperador pero también el amor, platónico sin duda, de la bella guerrera Bradamante.





Nuevamente, las vías de reflexión que nos ofrece el texto son casi infinitas, pudiendo ir desde la importancia del ser, la fuerza de voluntad (lo que la enlaza con El barón rampante), o, por cerrar el círculo, la problemática de la demediación, el ser incompleto, sea por quedar partido en dos, sea por la disociación entre cuerpo y espíritu.







Los tres relatos van seguidos de una exposición de Italo Calvino, acertadamente ubicada tras los textos y no como prólogo, tal y como habría sido lo habitual, para evitar que el lector quede condicionado por las interpretaciones y manifestaciones del autor. Queda claro que Calvino entendía su obra como un mapa abierto a un mundo de imaginación y reflexión propio de cada lector, hecho que consigue con sobrada maestría.







Las notas de la editorial, ponen el acento en la poética del texto y en la brillante labor de su traductora, Esther Benítez, a la hora de conservar ese ritmo, la riqueza simbólica, las palabras que evocan al tiempo diferentes conceptos, los vocablos invención del autor, y otras tantas maravillas propias de un talento que pronto se decantaría por el estudio de la semiótica.







Por último, lo más importante, al margen de las interpretaciones que cada lector les quiera dar, incluso si no pretende indagar en ninguna de ellas, las tres historias se disfrutan como pequeños cuentos, completos en sí mismos, pese a la disociación de sus protagonistas. Su estilo es ágil, pleno de humor, ternura y referencias históricas y literarias, que hacen que se lean recuperando el gusto por antiguos relatos, sencillos pero hermosos, alejados de retórica y petulancia. Nada mejor, por tanto, para conocer a este autor y adentrarse en su peculiar mundo y en su modo de entender la literatura, que no es otra cosa que el modo en que cada uno entiende la vida y la manera en la que la transitamos.



+ Leer más
Comentar  Me gusta         50
Anafenix
 23 April 2024
Síbaris: 521 de Domingo Villar
Una obra de teatro super cortita y divertida, lo he leido para un reto en el que habia que leer Teatro y como no es un genero que me suela gustar pues queria algo cortito, y la verdad que he tenido suerte. Porque incluso me ha hecho gracia y me ha puesto varias sonrisas en la cara.

No habia probado al autor y le tenia ganas, aunque se que su fuerte eran las novelas negras, pero me ha dejado con ganas de conocerlo mas, en un genero que si que me gusta.



Muy recomendable( lo he escuchado en audiolibro, y esta genial ,con varias voces, musiquita, efectos sonoros)
Comentar  Me gusta         10