Sabéis cuando queréis reseñar un libro y no sabéis cómo hacerlo porque os ha transmitido tanto que no tenéis clara la forma de expresarlo? Pues eso me pasa a mí con este libro. Hacía mucho que una historia no me obligaba a pensar tanto. Partimos de un hecho histórico real: desde los barcos esclavistas que traficaban hacia América se arrojaban seres humanos vivos por la borda. ¿A quiénes? Pues aquellos que estaban enfermos o a las mujeres negras embarazadas. Así, este libro es la historia de los descendientes de esas mujeres asesinadas, criaturas mitad humanas mitad pez, les wajinru. Porque en esta novela se habla de elles. Esta civilización tiene una peculiaridad y es que carecen de recuerdos. Solo une wajinru por generación, le historiadore, en este caso Yetu, contiene dentro de sí misme los recuerdos de toda la sociedad y los comparte una vez al año, para luego volver a quitarlos y custodiarlos. Yetu sufre por todo su pueblo para que les wajinru no tengan que recordar las atrocidades que cometieron los humanos. Y ese va a ser el dilema principal. La identidad propia, la identidad como pueblo, la memoria, el amor propio y hacia otres… Me ha hecho reflexionar muchísimo, me ha parecido superinteresante y me he comido el coco a lo largo de la novela sobre qué me parecía correcto y qué no. Es bastante corta y, si bien me costó entrar un poco hasta que te aclaras lo que es el mito y cómo está construido, después he quedado totalmente atrapada. Tanto que lo leí de la biblio y ahora quiero hacerme con él en físico para poder releerlo. Además, imprescindible leer las notas del final para entender el contexto de esta novela. ¿Sabíais que el techno es un estilo musical que inventaron los negros de Detroit? Pues yo lo he aprendido ahora. Recomendadísima, merece la pena darle una oportunidad. + Leer más |