Se llamaba Manuel de Víctor Fernández Correas
El azar. O el destino. Cada cual juega sus cartas, más o menos marcadas, esperando ganar una partida tan eterna, como sus contendientes.
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Se llamaba Manuel de Víctor Fernández Correas
El azar. O el destino. Cada cual juega sus cartas, más o menos marcadas, esperando ganar una partida tan eterna, como sus contendientes.
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Se llamaba Manuel de Víctor Fernández Correas
La miseria, con ser dolorosa, podía llegar a ser insultante. Sobre todo, a la luz del día. Todo lo contrario que las tinieblas, muy celosas de ocultar lo suyo
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Se llamaba Manuel de Víctor Fernández Correas
Después de años de aislamiento, de estar fuera de la esfera de la política internacional, en España empezaba a amanecer. En ello insistía el Caudillo, la propaganda, las canciones con las que habían incendiado su ardor guerrero años antes. La caída en desgracia a ojos de las potencias occidentales, tras la II Guerra Mundial y el apoyo a Hitler y su régimen, estaba a punto de concluir.
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Se llamaba Manuel de Víctor Fernández Correas
Que el pasado, pasado es, pero no para todos. Algunos no saben, ni pueden, olvidarlo. La persona que tenía delante era una de ellas.
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Se llamaba Manuel de Víctor Fernández Correas
Empeñarse en vivir o empeñarse en morir. En eso consiste la vida.
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Mühlberg de Víctor Fernández Correas
No fíes nada al futuro, nunca manejes hipótesis. Lo que tengas ante tus ojos es lo que es. Eso es lo cierto, lo tangible. Y eso es lo que te importa, lo único que importa.
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Gregorio Samsa es un ...