La mujer sin nombre de Vanessa Montfort
Juan Ramón había perdido a su propia antorcha, Rubén Darío,y ahora le llegaba el momento de iluminar el camino de otros. Pero ¿qué había en ese grupo de jóvenes que le habían escogido como referente?: su libertad para crear sin dolor hacia el pasado, respondió Juan Ramón. No como les había sucedido a ellos: el propio Lorca y ese Dalí que le seguía a todas partes con el pelo lleno de pintura, o el hosco Buñuel con su cabeza llena de insectos, se comunicaban en un idioma nuevo y refrescante.
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