Mujeres que compran flores de Vanessa Montfort
—Siempre me gustaron las personas con cicatrices, como los árboles —dijo una voz a mi espalda que me hizo cerrar de golpe el libro—. De hecho, desconfío de las personas que pasados los cuarenta no tienen ninguna. Me volví despacio y muda, con los mismos ojos de Capitán cuando acababa de afilarse las uñas en la alfombra. Detrás del mostrador y apartando una pequeña cortina de cuentas de colores que comunicaba con las trastienda estaba ella, como si acabara de salir al escenario. |