Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
La familia y los amigos, Coriolanus, esa es la auténtica vida de uno
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
La familia y los amigos, Coriolanus, esa es la auténtica vida de uno
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
Empieza por ahí. Por el caos. Sin control, sin leyes, sin gobierno en absoluto. Como estar en la arena. ¿Adónde vamos a partir de ahí? ¿Qué clase de acuerdo es necesario si queremos vivir en paz? ¿Qué clase de compromiso social se requiere para la supervivencia?
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
—Sin la amenaza de la muerte, la lección no habría sido la misma —dijo la doctora Gaul—. ¿Lo que has visto en la arena? Así es la humanidad, descarnada. Los tributos, tú mismo... Así de fácil desaparece la civilización. Tus exquisitos modales, tu educación, la historia de tu familia, todo aquello de lo que te enorgulleces arrebatado en un abrir y cerrar de ojos para desvelar lo que eres en realidad. Un chico armado con una porra que golpea a otro hasta matarlo. Así es la humanidad en su estado natural.
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
Aunque Coriolanus no ocupase ningún lugar en su corazón (¡apenas conocía a esa chica!), tampoco le gustaba la idea de que sí lo ocupara otro.
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
el espectáculo no se acaba hasta que canta el sinsajo.
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
—La controlamos —dijo en voz baja—. Si es imposible acabar con la guerra, tenemos que controlarla de manera indefinida. Como hacemos ahora. Con los agentes de la paz ocupando los distritos, leyes estrictas y recordatorios de quién está al mando, como los Juegos del Hambre. En cualquier caso, siempre es preferible tener el control, ser el vencedor y no el vencido. —Aunque, en nuestro caso concreto, sea mucho menos ético —masculló Sejanus. —No es poco ético defendernos —replicó Livia—. ¿Y quién no prefiere ganar a perder? —Creo que a mí no me apetece demasiado ninguna de las dos cosas —respondió Lysistrata. |
Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
Me da igual lo que diga, no tienen derecho a matar de hambre a la gente ni a castigarla sin motivo. No tienen derecho a arrebatarle la vida y la libertad. Todos nacemos con esas cosas y nadie tiene derecho a robárnoslas. Ganar una guerra no les da ese derecho. Tener más armas no les da ese derecho. Ser del Capitolio no les da ese derecho.
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
¿Qué son las mentiras, sino intentos por ocultar algún tipo de debilidad?
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
Su mente a veces se obsesionaba así con un problema (con cualquier cosa, en realidad) y no lo soltaba. Como si controlar un elemento de su mundo lo salvara de la ruina. Era una mala costumbre que le impedía ver otros posibles riesgos. La tendencia a la fijación estaba programada en su cerebro, y era muy probable que acabara con él si no aprendía a superarla.
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
Tú eres mío y yo soy tuya. Está escrito en las estrellas.
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
Los actos eran más elocuentes que las palabras, en cualquier caso.
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
Su colorido conjunto llamaba la atención, como una mariposa deslucida en un campo de polillas.
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Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
-Adiós, Distrito 12. Adiós, árbol del ahorcado, Juegos del hambre y alcalde Lipp. Algún día me matará algo, pero no seréis vosotros.
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En llamas de Suzanne Collins
Mis pesadillas suelen ser sobre perderte, así que se me pasa cuando me doy cuenta de que estás a mi lado.
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Los juegos del hambre de Suzanne Collins
A veces, cuando las cosas van especialmente mal, mi cerebro me regala un sueño feliz.
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¿En que trabaja Kote?