Los juegos del hambre. Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
—La controlamos —dijo en voz baja—. Si es imposible acabar con la guerra, tenemos que controlarla de manera indefinida. Como hacemos ahora. Con los agentes de la paz ocupando los distritos, leyes estrictas y recordatorios de quién está al mando, como los Juegos del Hambre. En cualquier caso, siempre es preferible tener el control, ser el vencedor y no el vencido. —Aunque, en nuestro caso concreto, sea mucho menos ético —masculló Sejanus. —No es poco ético defendernos —replicó Livia—. ¿Y quién no prefiere ganar a perder? —Creo que a mí no me apetece demasiado ninguna de las dos cosas —respondió Lysistrata. |