Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
Su mente a veces se obsesionaba así con un problema (con cualquier cosa, en realidad) y no lo soltaba. Como si controlar un elemento de su mundo lo salvara de la ruina. Era una mala costumbre que le impedía ver otros posibles riesgos. La tendencia a la fijación estaba programada en su cerebro, y era muy probable que acabara con él si no aprendía a superarla.
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