Plañido, la primera novela de Sofía Guardiola, nos sitúa en un pueblecito de la España vaciada y nos cuenta la historia de Teresa, una mujer de cuarenta y tantos años que es de las pocas de su generación que decidieron no marchar a la ciudad y que vive sola en la casa de sus padres, ya fallecidos. En esa casa trabaja de peluquera y atiende a sus pocos clientes, vende mermelada de las cerezas de su jardín y saca las sillas de plástico a las puertas de casa (las que se ven en la bonita cubierta) para charlar con las vecinas. Su vida discurre de esta manera solitaria hasta que una amiga, de esas que marcharon a la ciudad y llevaban años sin volver, acude a su puerta con un encargo insólito: ¿aceptaría hacer de plañidera en el entierro de su padre? La vida de Teresa dará un giro ante esta nueva e inesperada profesión ancestral.
Es una lectura breve y de narración sencilla que nos transporta directamente al pueblo de la infancia, el de las costumbres reposadas, donde se va a casa del vecino y no se espera en el umbral a que te invite a entrar, donde en un entierro siempre sabes que acudirán al menos los vecinos de las casas contiguas. Veremos las sensaciones de la protagonista ante aquellos que se fueron a la ciudad para no volver (que ella ve como traidores), ante sus tardes de soledad, el paso inexorable del tiempo (que ya le pesa sobre los hombros pese a tener cuarenta y pocos años), las sensaciones del amor adolescente idealizado frente a un amor maduro, el saber decir adiós a los lastres del pasado, la prostitución del dolor («¿es lícito que me paguen por llorar en el entierro de un amigo?»)...
Inevitablemente, el libro gira mucho en torno a la muerte y son reflexiones muy interesantes, aunque para mi gusto en la narración prima demasiado ese tono funesto. Durante la lectura calculé que tengo exactamente la edad de la protagonista y no me vi reflejada en sus pensamientos para nada, así que no terminé de conectar con Teresa, a quien veo demasiado resentida, rencorosa, juzgando implacable a todo el mundo a su alrededor y con un discurso más cercano a los setenta años que a los cuarenta. Parece orgullosa de haberse quedado en el pueblo y, sin embargo, lo luce más como un motivo de queja que como una decisión con la que está en paz.
De hecho, el oficio de plañidera da a Teresa la oportunidad de sacar de dentro una ira que no sabía ni que sentía, un resentimiento en forma de lágrimas que, para su sorpresa, fluye de manera catártica en cada nuevo entierro para el que la contratan, mientras poco a poco va reconciliándose con su presente.
Como veis, un libro plagado de reflexiones sobre la soledad, el paso del tiempo y el peso del pasado, con una voz narradora quizá demasiado funesta, con la que yo no he acabado de conectar, pero que sin duda te deja pensando en más de un pasaje.
Plañido no es solo la primera novela de Sofía Guardiola (que ya ha publicado un poemario, Las niñas salvajes que fuimos), sino que es el libro con el que inicia su andadura la editorial Viento Norte, a quienes deseo toda la suerte del mundo.
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