La verdad sobre Lord Stoneville de Sabrina Jeffries
—Necesitaría toda una vida para sentirme saciado de ti, de todo lo que deseo de ti.
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La verdad sobre Lord Stoneville de Sabrina Jeffries
—Necesitaría toda una vida para sentirme saciado de ti, de todo lo que deseo de ti.
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La verdad sobre Lord Stoneville de Sabrina Jeffries
—Los hombres se casan por los mismos motivos que las mujeres: porque se enamoran.
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La verdad sobre Lord Stoneville de Sabrina Jeffries
(…) Te deseo. Te deseaba hace una semana, y te sigo deseando. ¿No es ese el motivo por el que los hombres se casan?
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La verdad sobre Lord Stoneville de Sabrina Jeffries
—No necesito seducir a una mujer para acostarme con ella, querida. Normalmente se meten solas en mi cama, por voluntad propia. (…)
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Nunca Pactes Con El Diablo de Sabrina Jeffries
(…) Un hombre no se erige como el héroe de una mujer si no siente algo por ella, ¿no es cierto?
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Nunca Pactes Con El Diablo de Sabrina Jeffries
—¿Por qué dice que los gallegos sin diferentes al resto de los habitantes de España? —Descendemos de los celtas. Nuestras antiguas pallozas se asemejan mucho a las casas celtas en forma circular que se pueden encontrar en algunos lugares de Gran Bretaña e Irlanda, y tocamos la gaita, que es exactamente igual a las gaitas que tocan sus paisanos, señorita Selton. |
Nunca Pactes Con El Diablo de Sabrina Jeffries
—Si es de Lugo, entonces es español —concluyó ella, con ganas de cambiar de tema—. ¿Por qué no lo ha admitido antes abiertamente? —Porque soy gallego. Somos un pueblo distinto, a pesar de que España nos… anexionó, por decirlo de algún modo. |
La verdad sobre Lord Stoneville de Sabrina Jeffries
—El señor Pinter está expresando su opinión sobre mí sin ningún tipo de tapujos. Soy un canalla y un mujeriego, no soy de fiar, y lo que es peor: es posible que incluso haya matado a mis propios padres.
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Un granuja en mi cama de Sabrina Jeffries
—Mi cuerpo es un maldito idiota. Ignora alegremente mis intentos de contención.
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Un granuja en mi cama de Sabrina Jeffries
(…) Con otras mujeres es fácil ser prudente, pues sólo excitan mi cuerpo. Pero contigo... Su voz se volvió más tosca. —Tú excitas mi mente, mis sentidos, mi alma. Me paso las noches soñando contigo. Cuando estamos juntos es demasiado difícil soportarlo y cuando no lo estamos eso es la única cosa que deseo en el mundo. |
Un granuja en mi cama de Sabrina Jeffries
—Eres una hechicera, ¿lo sabes? —dijo con voz ronca—. Una hechicera disfrazada de dama culta. —Por eso busco la compañía de una bestia disfrazada de caballero. |
Un granuja en mi cama de Sabrina Jeffries
(…) eres capaz de poner a un hombre fuera de sí, haciéndolo olvidar cosas que no debería olvidar.
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Un granuja en mi cama de Sabrina Jeffries
Porque ahora ella sabía la verdad... si le permitía llevarse su inocencia, se llevaría también su corazón. Y un libertino era el peor guardián para el corazón de una mujer. Incluso para un corazón tan práctico como el de ella. |
Un granuja en mi cama de Sabrina Jeffries
(…) Era tan conspiradora como cualquier libertino, sólo que lo disimulaba mejor.
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Un granuja en mi cama de Sabrina Jeffries
(…) Ella no era como las mujeres con la cabeza llena de plumas que habitualmente seducía… ella le llegaba más allá de la piel, y eso no debía pasar.
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Un granuja en mi cama de Sabrina Jeffries
(…) Yo no corrompo muchachas. ¿Por qué habría de hacer eso cuando el mundo está lleno de adultas ya corrompidas? (…)
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La venganza escocesa de Sabrina Jeffries
(…) Un hombre que busca desesperadamente esposa debería admitir su situación desde el principio. De ese modo, ninguna mujer podría acusarlo de traición. (…)
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La venganza escocesa de Sabrina Jeffries
—El mayor pecado de todos es negar el amor. Y no hay nada en este mundo que puedas hacer para redimir ese gran error.
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Lord Peligroso de Sabrina Jeffries
Maldita fuera esa mujer por ser capaz de invadir sus pensamientos. ¿Y por qué tenía que sentir esa enmarañada atracción hacia ella? Carecía de sentido. Ella era una amenaza para la sociedad y para el sentido común, una mujer que se aprovechaba de la reputación de su padre para escarbar en las vidas de cualquiera que fuera tan iluso como para hablar con ella. (…)
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Lord Peligroso de Sabrina Jeffries
Ian estaba tan cerca de ella que Felicity podía apreciar cada mechón de su pelo perfectamente acicalado, brillante como una tela de terciopelo de primera calidad. Su proximidad, aunada al irritante destello de absoluta confianza que emanaba de sus pupilas, empezaron a preocuparla. En momentos como ése, habría dado una fortuna por ser más alta y más fornida, y por poseer el don de saber pelear con los puños. Había algo en ese individuo que la alteraba... un propósito oscuro bajo su civilizada apariencia, como un halcón con la cabeza encapuchada. De repente, sintió un incontenible deseo de estar cerca de una puerta por la que poder escapar antes de que le quitaran la capucha al halcón y emergiera el ave de presa, lista para atacar. Con unos movimientos sutiles, intentó apartarse de él y de la mesa, y empezó a avanzar disimuladamente hacia la puerta. |
Gregorio Samsa es un ...