Eneida de Publio Virgilio Marón
Esquivamos los arrecifes de Ítaca, reino de Laertes, maldiciendo aquel suelo, que produjo al cruel Ulises.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Esquivamos los arrecifes de Ítaca, reino de Laertes, maldiciendo aquel suelo, que produjo al cruel Ulises.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
¿Por qué te entregas a ese insensato dolor, dulce esposo mío? Dispuesto estaba por la voluntad de los dioses lo que hoy nos sucede; ellos no quieren que te lleves de Troya a Creusa por compañera; no lo consiente el Soberano del supremo Olimpo. […] Adiós, pues, y guarda en tu corazón el amor de nuestro hijo. […] y se desvaneció en el aura leve.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
…deslizándose del cielo, en medio de las tinieblas, una luminosa estrella. Después de resbalar por encima de nuestro palacio, vímosle encender sus fulgores en las selvas del monte Ida, señalándonos el camino que habíamos de seguir…
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Eneida de Publio Virgilio Marón
…retrocedió espantado, semejante al que de improviso pisa una culebra escondida entre ásperos abrojos, y de repente retira el pie tembloroso, viendo al reptil alzarse lleno de ira, hinchado el cerúleo cuello…
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Troya te confía sus númenes y penates, toma contigo esos compañeros de sus futuros hados, y busca para ellos nuevas murallas, que fundarás, grandes por fin, después de andar errante mucho tiempo por los mares...
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Eneida de Publio Virgilio Marón
En este bosque fue donde por primera vez se le ofreció un objeto que mitigó sus temores; allí fue donde por primera vez se atrevió Eneas a esperar alivio a sus males y a confiar en mejor suerte...
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Eneida de Publio Virgilio Marón
…voy a descubrirte, tomándolos desde muy atrás, los arcanos del porvenir. Tu Eneas sostendrá en Italia grandes guerras, y domará pueblos feroces, y les dará leyes y murallas…
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Eneida de Publio Virgilio Marón
…allí el rey Eolo en su espaciosa cueva rige los revoltosos vientos y las sonoras tempestades, y los subyuga con cárcel y cadenas; ellos, indignados, braman, con gran murmullo del monte, alrededor de su prisión. Sentado está Eolo en su excelso alcázar, empuñado el cetro, amasando sus bríos y templando sus iras, porque si tal no hiciese, arrebatarían rápidos consigo mares y tierras y el alto firmamento, y los barrerían por los espacios; de lo cual, temeroso el Padre omnipotente, los encerró en negras cavernas, y les puso encima la mole de altos montes, y les dio un rey que, obediente a sus mandatos, supiese con recta mano tirarles y aflojarles las riendas.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
“Mientras el río corra, los montes hagan sombra y en el cielo haya estrellas, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido”
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Gregorio Samsa es un ...