Siempre creí que las odas eran poesías de alabanza, hasta que me encontré con las Odas elementales de Pablo Neruda. Me fui a investigar, y si bien en algunos lugares se dice que generalmente las odas son cantos poéticos de alabanza, esta no es exactamente su definición. “Se denomina oda a una composición poética en verso y al subgénero lírico en el que se enmarca, caracterizados por un tono elevado, casi de canto, y por abordar una temática religiosa, heroica, amorosa o filosófica, que contiene una fuerte reflexión del poeta.” Las odas de Neruda son fuertes reflexiones, eso sin duda. Y son fuertes denuncias. Me atrevo incluso a catalogarlas como románticas (su nombre no tiene que ver con el amor y el romance, sino con el Romanticismo, movimiento estético surgido en el siglo XVIII y opuesto al Racionalismo y la Ilustración, que se caracteriza por nuevas ideas en la oda y un tono más emocional y subjetivo). La subjetividad de Neruda es revolucionaria. La poesía se vuelve política con una denuncia intensa y reiterativa de la desigualdad. También está presente la alabanza y el rescate de lo simple y lo cotidiano. Sus versos embriagantes, colmados en belleza y denuncia, tienen un inmenso poder evocador de las imágenes y los sentidos.
“Odas elementales” abre un ciclo que continúa con “Nuevas odas elementales” y “Tercer libro de las Odas”. El canto de Neruda se dirige a lo elemental de la vida, a lo esencial, a lo simple y sencillo. Desde las odas a los elementos, las odas a la naturaleza, las odas a los alimentos hasta las odas a los actos bellos y sencillos de la vida como la “Oda a mirar pájaros”. Este es un libro de poesías abundantes en la belleza de lo simple.
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