Donde duermen las hormigas de Moisés De las Heras Fernández
Y cuando enloquecidos de dolor marchaban en tropel los condenados y la breve melodía del adiós interpretaba el tren con sus silbatos sobre nosotros estaban las estrellas de la muerte. Pensé: no, no soy yo, es otra la que está sufriendo, yo no podría sufrir tanto. Todo se ha enmarañado para siempre y no puedo distinguir ya quién es ahora la fiera, quién el hombre y cuánto tiempo la ejecución hay que esperar. |