La biblioteca de la medianoche de
Matt Haig
No había que disfrutar de todos los aspectos de cada una de las vidas para seguir teniendo opción de experimentarlos. Solo había que tener presente en todo momento que en algún lugar había una vida que podía disfrutarse. De igual manera, disfrutar de una vida no te obligaba a quedarte en ella. La idea era quedarse con una vida para siempre si no eras capaz de imaginar otra mejor y, aun así, paradójicamente, cuantas más vidas probabas, más fácil era imaginar una vida mejor, pues la imaginación se ensanchaba con cada salto.