Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Los miedos hay que enfrentarlos para que no controlen nuestra vida.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Los miedos hay que enfrentarlos para que no controlen nuestra vida.
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Sueños de un breve instante en el tiempo de Marta Muñoz Barrero
Me planteo demasiado a menudo si la gran mayoría de mi especie merece la extinción.
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Sueños de un breve instante en el tiempo de Marta Muñoz Barrero
¿Qué más les daría a los demás lo que hiciera con su vida?
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Y desde luego, ambos lo vivieron con emoción, como una conexión entre sus almas, que quedarían enlazadas por ese momento irrepetible.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Tengo la firme creencia de que el universo conspira invariablemente a nuestro favor, aunque a veces no lo parezca.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Puede que tuviera ocasionales momentos de debilidad, aunque siempre salía fortalecida de ellos, resurgiendo de las cenizas como el ave fénix.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Pero supongo que todos tenemos derecho a hundirnos a veces. Está bien, siempre y cuando estemos dispuestos a coger la mano que se nos tiende para ayudarnos a flotar de nuevo.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Lo cierto es que eran esos momentos en que pasaban tiempo juntos, apoyándose, riéndose, a veces incluso llorando, los que convertían su vínculo en algo sólido e irrompible.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Porque hasta en los momentos más sombríos la luz consigue abrirse paso.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Sanar no significa que el dolor nunca existió. Sanar significa que lo que una vez dolió ya no controla tu vida.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Experimentó una profunda ternura y agradecimiento, y se sintió aliviada, como si su dolor fuera empequeñeciéndose al abrigo de ese abrazo.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
A pesar de esa carita de niña buena, Dalia había demostrado que no era una muñequita sumisa e indefensa. Por dentro parecía tan fiera como un dragón, con fuego incluido.
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Tacones rojos para una Diosa de Marta Muñoz Barrero
Después de tanto tiempo, había decidido apostar por sentir, por dejar que las cosas fluyeran. Por vivir, en definitiva. |
El dulce beso de las mariposas de Marta Muñoz Barrero
Es mucho más sano no reprimir lo que nos hace daño.
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Gregorio Samsa es un ...