El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
El hombre se hace piadoso tras haber experimentado todos los terrores, tras haberlos hecho concretos y encarnados en estos pobres seres que los sufren.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
El hombre se hace piadoso tras haber experimentado todos los terrores, tras haberlos hecho concretos y encarnados en estos pobres seres que los sufren.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
El egoísmo vital padece temores personales: es el sentimiento que denominamos TERROR. El día que la persona imagine en los otros los temores que él mismo sufre, habrá alcanzado la comprensión exacta de sus relaciones sociales.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
El amor tiene su lugar entre el terror y la piedad. Su representación es el paso más delicado de una de estas pasiones a la otra. Y suscita ambas en el espectador, cuya alma adquiere así mayor interés que la del personaje que actúa.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
[...] La vida no se encuentra en lo general, sino en lo particular. El arte consiste en dar a lo particular la ilusión de lo general.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
[...] La literatura celebrará las emociones violentas y activas. El hombre libre no será sojuzgado por el determinismo de los fenómenos del alma y del cuerpo. El individuo no obedecerá al despotismo de las masas, o las seguirá violentamente. Se abandonará a la imaginación y a sus ganas de vivir.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
Amáis y odiáis las cosas únicamente en razón de la elección de una mayoría de pequeñas individualidades diferentes. Vuestras acciones están sometidas a una infinidad de intermedios.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
El corazón del hombre es doble: el egoísmo equilibra la caridad, la persona es el contrapeso de las masas. La conservación del ser implica el sacrificio de los otros: los polos del corazón se hallan en el fondo del yo y en el de la humanidad.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
[...] No somos los únicos individuos de este universo. Así como en el lenguaje las frases se separan poco a poco en periodos y las palabras se liberan de las frases para adquirir su independencia y su color, nosotros mismos nos hemos diferenciado gradualmente en una serie de yoes de valor muy relativo. [...]
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
[...] Las ideas de los grandes hombres son el patrimonio común de la humanidad: en realidad, cada uno de ellos no poseyó más que sus extravagancias. [...]
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
Entonces, la novela será sin duda una novela de aventuras en el más amplio sentido de la palabra -la novela de las crisis del mundo interior y del mundo exterior, la historia de las emociones del individuo y de las masas-, tanto si los hombres buscan lo nuevo en su corazón, en la historia o en la conquista de la tierra y de las cosas, como en la evolución social.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
[...] no cabe duda de que no habría que describir minuciosamente al mayor hombre de nuestro tiempo, o señalar las características de los más célebres en el pasado, sino contar con el mismo cuidado las existencias únicas de los hombres, hayan sido estos divinos, mediocres o criminales.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
[...] Para hacer cantar al pueblo, hay que haber sufrido como él, largo tiempo, cruelmente. Hay que haberlo frecuentado no solo como artista u observador. Es necesario haber participado realmente de su vida, compartido sus penas y placeres. Hay que reír y llorar con todo lo que hace reír y llorar al pueblo.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
Una canción debe tener una razón de ser para perdurar tanto tiempo. La canción política tiene una y por eso tiene éxito. Pero la otra, aquella que dura siglos, permanece viva porque es como el alma del pueblo. Ese sentimiento un poco melancólico, ingenuo para los espíritus cultivados, natural para la mayoría de los hombres, se expresa con tanto arte en estas obras que asegura su existencia.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
[...] No hay que buscar otra causa que el progreso de la conciencia: hasta los locos tienen una idea demasiado elevada de la personalidad.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
[...] También decía que menos loco es el que vive sumergido en su ilusión que aquel que trata de salirse de ella y mutila el juego a mandobles. [...]
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
El punto de partida moral del hombre es el egoísmo. Es el reflejo sentimental de la ley de la existencia por la cual el ser tiende a persistir en su ser. La perversidad moral (y entiendo la perversidad desde el punto de vista de la naturaleza) nace en el mismo momento en que el hombre concibe que existen otros seres semejantes a él y les sacrifica una parte de su yo. La flor dolorosa de esta perversidad es el placer del sacrificio. Y si el sacrificio se ha cumplido únicamente para él mismo esta perversidad es absoluta: pues el ser se anula en el objetivo positivo del placer, donde el hedonista se mataba para evitar la negación-dolor. Pero si el sacrificio se lleva a cabo teniendo en cuenta a los otros hombres, en beneficio de la masa, si el ser tiende a persistir en los otros seres, de la perversidad primera surgirá una moralidad más alta, superior a la misma naturaleza.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
El auténtico lector crea casi tanto como el autor: sólo que aquel construye entre líneas. Quien no sepa leer en el blanco de las páginas jamás será un degustador de libros. La visión de las palabras, así como el sonido de las notas en una sinfonía, conlleva una procesión de imágenes que nos conduce junto a ellas.
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El deseo de lo único: Teoría de la ficción de Marcel Schwob
En ocasiones, los que son felices orientan su trasero hacia el cielo y lanzan sus excrementos contra los rostros de los otros; luego, se golpean ligeramente el vientre. Efectivamente, desprecian la autoridad divina y continuamente se recuerdan entre ellos que ningún hombre está por encima de otro: el individuo es la medida común de todas las cosas.
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Corazón doble de Marcel Schwob
Las emociones no son constantes; poseen un punto extremo y un punto muerto.
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Cual es el nombre completo de Dumbeldore?