Manuela Inusa

Era el primer rayo de luz que aparecía después de una tempestad oscura. Era el último cacahuete de M&M de color marrón que quedaba en el fondo del paquete cuando ya no esperaba encontrar ningún otro. Era su rayo de esperanza, todas las semanas, siempre que entraba en la tienda para comprar bombones.., para otra mujer. Pero eso no importaba. keria no quería nada de aquel hombre, en absoluto, no se planteaba ninguna relación amorosa ni ninguna aventura con él. No. Tan solo le parecía hermoso ver que aún había hombres que amaban tanto a sus esposas, hombres que entraban todos los lunes en una chocolatería para comprar los bombones preferidos de su enamorada. Para hacerla feliz, para verla sonreír.

Larie se sintió reconfortada. Tenía unas amigas fantásticas. Contempló cómo cada una de ellas le daba vueltas al modo en que podrían unirlos a Barry y a ella. A pesar de sentirse un poco mareada, debía confesar que se alegraba de que aquello hubiese salido a la luz y de recibir tanto apoyo. De otro modo, las cosas podrían prolongarse otros seis meses... ¡o seis años!