La perfecta casualidad de seguir con vida de Luciana Prodan
El amor es una ilusión , una historia que una construye en su mente, consciente todo el tiempo de que no es verdad, y por eso pone cuidado en no destruir la ilusión.
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Calificación promedio: 5 (sobre 3 calificaciones)
/El colegio. La escuela primaria. Ese fue uno de los primeros espacios que cobijó mis ganas de leer y escribir sin juzgarme (era muy chiquita). Recuerdo que también disfrutaba muchísimo de las horas de lectura. Si había que leer en voz alta, la primera que levantaba la mano era yo.
Escribo desde siempre. No recuerdo alguna etapa de mi vida en donde la escritura no haya sido la protagonista de algunas de mis tardes, de mis noches… Escribir es vital para mí (y no importa qué), pero respecto al periodismo y el oficio, siempre sentí que muchas veces la realidad supera a la ficción. de todos modos, creo que son dos cosas que se complementan muy bien. La crónica, por ejemplo, es uno de los géneros periodísticos que más me gusta, y muchos me dicen que eso se nota en mis cuentos. Yo no lo sé, pero seguramente sea un vicio de la profesión del que no reniego, al contrario.
Creo que mi necesidad de escribir nace de mis obsesiones. de esa pulsión que me arrastra y me empuja a sacar todo eso que me constituye y me atormenta. Por eso es complejo saber exactamente de dónde viene “una idea”, porque en mi caso no hay truco. No hay un plan preestablecido antes de sentarme a escribir. Es decir, sé lo que quiero contar o, mejor dicho, sé lo que necesito escribir, pero eso, esa sensación me antecede, y nunca sé muy bien de dónde viene. En este caso el dolor era un tema central. Yo sabía que estos personajes iban a ser los hilos que terminarían formando el entramado de todas estas historias en donde la indefensión, por ejemplo, se transforma en excusa y protagonista; pero por eso, como te decía, creo que se trata de una necesidad personal. El amor, la muerte, la indefensión, la locura, y la amenaza disfrazada de amparo, son temas que me obsesiona desde siempre. Los escenarios y las atmósferas pueden ir cambiando, pero los temas no cambian. Son esos. Están ahí. Respecto a la construcción de los relatos, o mi proceso creativo, los cuentos están escritos –en su mayoría- de manera tradicional, pero pensados desde una estructura inversa. En mi caso, lo primero que se me ocurre es el final.
Es que esos temas forman parte de la cotidianidad de todos nosotros. Algunas personas serán más o menos conscientes, más o menos reticentes, pero en definitiva son los temas que nos constituyen y nos vuelven un poco más ¿humanos? O prefiero creer que es así.
Facundo. El personaje de Facundo es una voz que me habita desde su silencio.
Porque estar vivo es una casualidad, siempre.
Amor (cuando hablo de amor hablo del propio y del ajeno), salud, coraje y un poco de suerte.
Sí, es cierto, pero no son “solo” mujeres. También hay ancianos, niños, y voces masculinas (bastante patológicas) que están presentes en cada una de esas historias. Pero respecto a la observación de los personajes femeninos es cierto, y también tiene que ver con otra de mis obsesiones: mi humilde y ambicioso deseo de darle a voz a todas esas mujeres que, por algún motivo, todavía no se animaron a gritar su dolor. A sacar su dolor pero que sé que van a poder sentirse identificadas. Y sentirnos menos solos en el mundo, siempre nos hace sentir un poco más libres.
Me gustaría terminar de escribir y organizar mi primer libro de poesía… Ya comencé a escribir el próximo libro de cuentos, y la posibilidad de escribir un ensayo sobre Clarice Lispector es algo que me entusiasma. Estamos en eso.
No puedo nombrar uno solo, porque fueron varios.
No me pasa eso. No tengo esa sensación… En todo caso, si admiro profundamente a un escritor, intento que su literatura me invite a aprender de él, y no a torturarme con su existencia.
La poesía de Alejandra Pizarnik (era muy chica).
Reseño libros, y entonces estoy leyendo novelas todo el tiempo. Pero prefiero los cuentos. A los libros de cuentos sí. A ellos sí vuelvo una y otra vez de manera compulsiva. A los de Abelardo Castillo y Clarice Lispector, todo el tiempo.
Muchos, pero no siento vergüenza por eso. A mí me dan vergüenza otras cosas.
No tengo autoridad para contestar esa pregunta. Meterme con los clásicos de la literatura (y empezar a hacer un juicio de valor sobre ellos) me parece una falta de respeto.
A Clarice Lispector, completa. Ella, toda entera. Clarice es magia. Y también les regalaría los cuentos, la cadencia, la sensibilidad de Liliana Bodoc. Los diarios de Alejandra Pizarnik son un diamante. Un diamante brilloso (y sin pulir).
«Mi pregunta, si la tenía, no era quién soy; sino entre quiénes soy» (Clarice Lispector)
Leo muchísimo, todo junto y al mismo tiempo… Pero si tengo que decirte que estoy leyendo ahora, ya, puedo contarte que sobre la silla que está al costado de mi cama hay tres libros: los cuentos de Quiroga, la poesía reunida de Idea Vilariño y, como estoy realizando la investigación para escribir el ensayo del que ya hablamos, la biografía completa de Clarice Lispector (que me acompaña desde siempre).
La perfecta casualidad de seguir con vida de Luciana Prodan
El amor es una ilusión , una historia que una construye en su mente, consciente todo el tiempo de que no es verdad, y por eso pone cuidado en no destruir la ilusión.
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Los hijos siempre son el producto de lo que los padres pudieron o no pudieron hacer de ellos.
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Lo mas importante es identificar el momento en que comenzas a hacerte daño solo, y frenar. Esa es la única manera de que las riendas de tus pensamientos estén en tus manos y no se te escapen.
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Cuando sientas que no podes mas, vos asusta al miedo y seguí.
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