Mujercitas de Louisa May Alcott
Ni una fortuna doce veces mayor podría compensar el perder a una de nuestras hijas. Ricos o pobres, permaneceremos unidos y felices.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Ni una fortuna doce veces mayor podría compensar el perder a una de nuestras hijas. Ricos o pobres, permaneceremos unidos y felices.
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Mujercitas (Clásicos Ilustrados) de Louisa May Alcott
A pesar de lo mucho que le gustaba disfrutar de su entorno social y de lo ocupados que estaban sus días desde que se ganaba el pan, que resultaba más dulce porque lo conseguía con su esfuerzo, Jo siempre encontraba tiempo para sus trabajos literarios.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Ten cuidado, cariño, algún día me necesitarás, y desearás haberte comportado mejor.
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Cambios de humor de Louisa May Alcott
El deseo de ser digna del respeto de los dos hombres que la querían le dio fuerzas para llevar en el rostro una expresión de alegría, si no de felicidad, al menos durante un tiempo…
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Cuatro damas del misterio de Louisa May Alcott
Aquella mano, en la que se fijaba mi atención, con sus extraños adornos, se apoderó de mi ya medio aterrorizada imaginación. Transmitía incluso más de lo que acabo de decir: sentía como si hubiera podido cogerme con unas garras afiladas y, como la picadura de una fascinante criatura al acecho, clavarme un aguijón directamente en el corazón.
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La llave misteriosa y lo que abrió de Louisa May Alcott
- ¿Daría su vida por ella, cómo hacen las canciones antiguas? _ quiso saber la niña, muy melodramática. - Sí, señorita Lillian; también viviría por ella, que es más difícil. |
Cambios de humor de Louisa May Alcott
Son muchos los tejados que cobijan a familias y amigos que conviven durante años sin llegar nunca a conocerse de verdad los unos a los otros. Se quieren y anhelan formar vínculos, pero, aunque lo intentan, no lo consiguen hasta que un sentimiento inesperado o algún suceso llevan a cabo esta labor por ellos.
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Cambios de humor de Louisa May Alcott
A veces aquello que creemos desear hace más por nosotros cuando se trunca que si logramos llevarlo a cabo y resulta ser un fracaso que, en lugar de endulzar una vida, amarga dos.
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Cambios de humor de Louisa May Alcott
Aquellos que son muy sensibles al dolor también notan antes que nadie las marcas que el sufrimiento deja en los demás.
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Cambios de humor de Louisa May Alcott
Es fácil decir que seremos capaces de olvidar; lo que quizá nos resulta más complicado es encerrar el anhelo natural de nuestro corazón y hacer oídos sordos a sus lamentos, pues el preso y el carcelero deben convivir en la misma celda.
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Cambios de humor de Louisa May Alcott
La amistad es la mejor universidad en la que se puede graduar nuestro carácter. Cree en ella, búscala y, cuando llegue, consérvala tan sagrada como al amor.
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Cambios de humor de Louisa May Alcott
Para la gente inteligente, son las pequeñeces las que les revelan el carácter de los demás.
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Cambios de humor de Louisa May Alcott
Creo que, si las personas fueran libros, sus rostros serían las ilustraciones. Algunas portadas son fáciles de interpretar, otras más complicadas, unas pocas atractivas; pero en general, no suelo ir más allá. ¿Y usted?
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Cambios de humor de Louisa May Alcott
Me desagrada mucha gente, pero muy pocos animales; los compadezco por muy feos que sean y me encariño con todo aquello que me da lástima. Parecerá una tontería, pero creo que me sienta bien, y, hasta que no sea lo suficientemente mayor para poder ayudar a mis semejantes, intento cumplir mi deber con estos pobres enfermos, ya que los juzgo agradecidos y cariñosos.
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Cambios de humor de Louisa May Alcott
Mucha gente nace con problemas que les afectan mental o físicamente; estos problemas los ponen a prueba de forma constante, pero pueden superarlos, dominarlos o vencerlos. Siempre se puede extraer algo bueno de la desgracia. El hombre es su propia estrella, ¿sabe? Es mejor creer en Dios que ser supersticioso acerca del destino.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Margarita comprendió entonces lo afortunada que era antes en cosas muchas más preciosas que las que puede dar el dinero: en cariño, protección, paz y salud, las verdaderas bendiciones de la vida.
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Mujercitas (Clásicos Ilustrados) de Louisa May Alcott
Una descubrió que el dinero no podía evitar que la vergüenza y la tristeza entraran en las casas de los ricos; otra, que, aunque pobre, era mucho mas feliz con su juventud, salud y buen humor, que cierta señora, vieja y descontentadiza, que no sabia gozar de sus comodidades; una tercera, que desagradable como era trabajar en la cocina, era mas desagradable tener que pedirlo como una limosna, y la puerta, que las sortijas de cornalina no eran tan valiosas como la buena conducta.
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Mujercitas (Clásicos Ilustrados) de Louisa May Alcott
En el mundo hay muchísimas Beth, tímidas y tranquilas, sentadas en rincones hasta que alguien las necesita y que viven para los demás tan alegremente, que nadie se da cuenta de los sacrificios que hacen hasta que el grillo del hogar cesa de chillar y desaparece el dulce rayo de sol, dejando atrás el silencio y sombra.
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Gregorio Samsa es un ...