Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
Contrate a un loco. Nuestro futuro es prometedor, caballeros.
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Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
Contrate a un loco. Nuestro futuro es prometedor, caballeros.
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Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
-¡Este mundo... es de los fuertes, amigo! El ritual de nuestra existencia se basa en el fortalecimiento del más fuerte a base de devorar al débil. Tenemos que aceptarlo. Es muy justo que así sea. Tenemos que aprender a reconocer que ésta es la ley natural de la existencia. Los conejos aceptan su papel en el ritual y reconocen que el lobo es el fuerte. Para defenderse, el conejo se vuelve cauto y huidizo y temeroso y cava agujeros y se esconde cuando se acerca el lobo. Y resiete, sigue adelante. Sabe cuál es su lugar. Desde luego, no desafía al lobo a un combate. Porque, ¿cree que eso sería prudente? ¿Lo sería?.
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Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
Es como si cada rostro fuese un rótulo , como esos carteles con la frase "Soy ciego" que se cuelgan al cuello los acordeonistas italianos en Portland, pero éstos dicen: "Estoy cansado" o "Estoy asustado" o "Me está matando el rencor" o "Estoy lleno de engranajes y la gente me empuja de un lado para otro". Puedo leer todos esos rótulos, por pequeñas que sean las letras. Algunas caras miran a su alrededor y ven las de los demás y podrían leer en ellas si quisieran, pero ¿para qué?
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Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
"-A mí qué me importa. Votad algo. ¿No comprendéis que para demostrar que todavía sóis hombres tenéis que hacer algo? ¿No comprendéis que no podéis permitir que acabe por dominaros a todos? Mirad a vuestro alrededor: decís que el Jefe está asustado de su propia sombra, pero en mi vida había visto semejante hatajo de cobardes.
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Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
¡Este mundo... es de los fuertes, amigo! El ritual de nuestra existencia se basa en el fortalecimiento del más fuerte a base de devorar al débil. Tenemos que aceptarlo. Es muy justo que así sea. Tenemos que aprender a reconocer que ésta es la ley natural de la existencia. Los conejos aceptan su papel en el ritual y reconocen que el lobo es el fuerte. Para defenderse, el conejo se vuelve cauto y huidizo y temeroso y cava agujeros y se esconde cuando se acerca el lobo. Y resiste, sigue adelante. Sabe cuál es su lugar. Desde luego, no desafía al lobo a un combate. Porque, ¿cree que eso sería prudente? ¿Lo sería?
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Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
Como en un mundo de dibujos animados, con personajes planos de contornos negros, dando tumbos en una especie de historieta que podría ser francamente divertida si los personajes no fuesen hombres de verdad...
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Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
Comienza a resultarme difícil localizar mi cama por la noche, tengo que arrastrarme a gatas e ir palpando los muelles por debajo hasta encontrar, pegadas allí, mis bolas de chicle. Nadie se queja de la niebla. Ahora ya sé por qué: aunque resulte molesta, permite hundirse en ella y sentirse seguros. Es lo que McMurphy no comprende, que queramos estar seguros. Sigue intentando hacernos salir de la niebla, ponernos al descubierto, donde sería fácil atraparnos.
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Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
He oído tantas veces esa teoría de la Comunidad Terapéutica que soy capaz de repetirla del derecho y del revés: que un tipo primero tiene que aprender a desenvolverse en un grupo y sólo después será capaz de funcionar en una sociedad normal; que el grupo puede ayudar al tipo dándole a entender cuáles son sus fallos; que la sociedad es la que decide quién está cuerdo y quién no y, por tanto, es preciso pasar la prueba. Cuánta verborrea.
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Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey
Cuando llegó al centro de la sala de estar, la chica se detuvo, y entonces advirtió que la rodeaba un círculo de cuarenta hombres vestidos de verde con los ojos desorbitados, el silencio era tan grande que se podian oir el gruñido de las tripas y, a lo largo de la hilera de los Crónicos, se oía el sonido, pop, de los catéteres al desprenderse.
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Los nombres de personajes en un libro aparecen: