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Los adioses de Juan Carlos Onetti
Antes de avanzar, pensó, volvió a descubrir, que el pasado no vale más que un sueño ajeno.
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Calificación promedio: 5 (sobre 62 calificaciones)
/El escritor Juan Carlos Onetti (1909-1994) habla sobre el origen de su cuento «El infierno tan temido». Fuente: Programa «A fondo», Televisión Española, 26 de setiembre de 1976. #escritor #cuento #libros #lecturas #books #literatura #lector #lectora
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Los adioses de Juan Carlos Onetti
Antes de avanzar, pensó, volvió a descubrir, que el pasado no vale más que un sueño ajeno.
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Cuentos completos de Juan Carlos Onetti
Magia es una palabra que no puedo explicar, pero que escribo ahora sin remedio, sin posibilidad de sustituirla.
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Cuentos completos de Juan Carlos Onetti
Descubrió intensidades de la curiosidad, se dijo que solo se vive de veras cuando cada día rinde su sorpresa.
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Cuentos completos de Juan Carlos Onetti
Trataba de aprender a envejecer. Pero no servía; esa y dos cosas más no pueden ser tomadas de otro.
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Cuentos completos de Juan Carlos Onetti
Sabía ya, y tal vez demasiado, que era ella. Pero no quería nombrarla.
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Cuentos completos de Juan Carlos Onetti
Era como si nos hubiéramos visto antes, como si nos conociéramos, como si nos hubiéramos guardado recuerdos agradables.
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Juntacadáveres de Juan Carlos Onetti
"A veces están dentro de mí todas aquellas cosas en las que no quiero pensar porque es imposible pensarlas; pero generalmente están detrás, a mi espalda, como una sombra olvidable y a la que no me es permitido pisar." (Pág.48, capítulo VII).
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El astillero de Juan Carlos Onetti
Varias veces, a contar desde la tarde en que desembarcó impensadamente en Puerto Astillero, detrás de una mujer gorda cargada con una canasta y una niña dormida, había presentido el hueco voraz de una trampa indefinible. Ahora estaba en la trampa y era incapaz de nombrarla, incapaz de conocer que había viajado, había hecho planes, sonrisas, actos de astucia y paciencia sólo para meterse en ella, para aquietarse en un refugio final desesperanzado y absurdo.
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El astillero de Juan Carlos Onetti
O no fue la casualidad, sino el destino. El olfato y la intuición de Larsen, puestos al servicio de su destino, lo trajeron de vuelta a Santa María para cumplir el ingenuo desquite de imponer nuevamente su presencia a las calles y a las salas de los negocios públicos de la ciudad odiada. Y lo guiaron después hasta la casa con mármoles, goteras y pasto crecido, hasta los enredos de cables eléctricos del astillero.
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Juntacadáveres de Juan Carlos Onetti
" Mentían y olvidaban, o se ayudaban a mentir y a olvidar; como el rostro de algunos muertos, el pasado se iba limpiando de impurezas, renegaba de las circunstancias y de los móviles, y ocupaba, dócil y pujante, el aire cálido del dormitorio, rotundo como un texto de historia, como una leyenda de coraje, sabiduría y sacrificio. A veces volvían a abrazarse como dos fantasmas en la oscuridad, y forcejeaban por el placer, sin egoísmo ni prisa, seguros de que el espejo junto a la cama rejuvenecía en veinte años sus cuerpos al copiarlos, y que desde los tuétanos a las pieles crecía impetuosa la dignidad, una virtud que cada uno pensaba y designaba con palabras distintas no formuladas." (Pág.64, capítulo X).
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Astillas en la piel