Tierra fresca de su tumba de Giovanna Rivero
Era una solución sencilla. Tierra que resucita la tierra.
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Calificación promedio: 5 (sobre 11 calificaciones)
/Con el oído. Desde muy niña escuché cuentos de las voces de mi abuela y mi madre, y eso dejó en mí la intuición de que la vida se desdoblaba a través de los personajes. Escribir me parecía el siguiente paso y lo hice desde joven. El camino no ha sido corto.
Escribí estos seis cuentos a lo largo de varios años, desde el 2015. Algunos los estuve pensando desde muchos antes y otros fueron gatillados por algunos sucesos que ocurrieron en mi vida, aunque el libro no es autobiográfico.
La ritualidad me parece una dimensión importante de lo que nos constituye como humanidad. El poder de simbolizar, la necesidad de trascender, el rito como enlace entre lo profano y lo sagrado que nos permite lidiar con la promesa de finitud, todo ello moviliza mucho a mis personajes. A mí me fascina el gesto de la ritualidad, porque está siempre dirigida a un interlocutor invisible y siempre abierta a la sorpresa de sus respuestas; además, me permite sentirme hermanada con otras criaturas, con la luna, con las estrellas. Supongo que también por eso me gusta tanto leer textos sobre astrología y sus distintas tradiciones.
Creo que el cuerpo es el texto donde se inscribe la vida, el tiempo, los afectos, el gozo, el deterioro. Por lo tanto, es el lugar de la transformación y el devenir por excelencia. Uno de los aspectos al que narrativamente le entrego mucha energía es a los cuerpos de mis personajes, al modo en que caminan o a los dolores que les dan la certeza material de sus existencias. Sin ese vector de fuerza no puedo hacerles enfrentar sus conflictos más infernales.
He pensado mucho en la condición de migrante o de extranjera y cada vez confirmo con mayor perplejidad que todos somos extranjeros para el otro. El acto de nacer ya nos coloca en ese lugar otro, por fuera de un paraíso arcano, y de ahí que el lenguaje constituya una de nuestras batallas más apasionadas. ¿Cómo hablar del mundo, con el mundo, mediados por el lenguaje? Esta mediación es nuestro primer desplazamiento. En Tierra fresca de su tumba quise que la bilocación crónica de mis personajes fuera un signo ostensivo de esa escisión primaria, anterior a todos sus viajes.
Todos. Si no, no podría escribirlos y los abandonaría en unos cuantos párrafos. No soy de escribir dos cuentos a la vez porque me entrego de manera absoluta a cada personaje y su historia.
Más que una inspiración específica de estos relatos, los cuentos de hadas están presentes de manera transversal en mi imaginación. Crecí en un pueblo pequeño de Bolivia –Montero– que en los años setenta y ochenta tenía un acceso muy limitado a productos culturales, a libros, y solo contábamos con un lugar de canje de revistas. Mi abuelo solía llevarme allí. Lo que estaba al alcance de mi mano eran los cuentos de hadas. Sin ese mundo de mutaciones —gente transformada en vaca, sapos en monedas de oro— me habría muerto del aburrimiento. Luego fue descubriendo que los cuentos de hadas tienen su origen en el siniestro hades de las ninfas y toda esa nobleza cruel de la mitología grecorromana.
No fue algo premeditado. No pensé en la presencia de la tierra como una metáfora que iba a recorrer todos los textos. La organicidad que observás en este libro responde más bien a una fuerza tanática que se me impuso desde afuera. Pienso mucho en mi hermano menor, que falleció hace pocos años, y lo imagino en ese seno alquímico de la tierra, y esa oscuridad que nos separa temporalmente es la que habita en estos relatos.
He trabajado en cada cuento con mucha dedicación e investigando bastante sobre las circunstancias específicas y los contextos históricos en las que me interesaba instalar a los personajes. Supongo que ese enfoque casi obsesivo está cifrado ahí, incluso si no aparece toda la información. Intento conocer profundamente a mi personaje antes de «vaciarlo» en el texto. Pero también confío en el misterio que el propio personaje, en tanto encarnación de arquetipos, puede revelarme. La escritura tiene ese costado fenoménico.
El gótico me interesa en su gesto profano. La mayor parte de los personajes góticos son criaturas exiliadas del orden de lo diurno —del amor convencional, de la luz del sol, del cuerpo saludable— y, sin embargo, su ambición vital es apasionada, febril. Creo que esa pulsión ambivalente también palpita en mis personajes. Sin embargo, creo que en Tierra fresca de su tumba es posible encontrar otros umbrales que no necesariamente rozan la esfera fantástica. Aquí los personajes nos invitan a mirar las terribles posibilidades de una existencia singular dentro de los límites angustiantes de la vida misma.
En una novela.
Los cuadernos cuadriculados de mi primera escolaridad. Su olor a nuevo, en combinación con las puntas afiladas de los lápices.
Pedro Páramo de Juan Rulfo.
Muchos. Y como me da vergüenza, mejor me callo.
Hiere, zarza negra de Claude Louis-Combet.
Muchos lectores ya lo conocen, pero siempre me da gusto recomendar los cuentos del escritor boliviano Sebastián Antezana.
El sol en la cabeza de Geovani Martins.
La escritora y editora boliviana Giovanna Rivero nos habla de cinco libros que recomienda leer. #libros #lecturas #books #literatura #lector #lectora. #lecturasrecomendadas #librosrecomendados
Tierra fresca de su tumba de Giovanna Rivero
Era una solución sencilla. Tierra que resucita la tierra.
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Tierra fresca de su tumba de Giovanna Rivero
...Ese dolor de los inmigrantes que imaginan el deterioro de las tumbas dónde duermen sus familiares. Cargan cementerios completos en sus corazones.
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Tierra fresca de su tumba de Giovanna Rivero
No eran ellos los que debían marcharse. Pero eran ellos los que se marchaban.
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Tierra fresca de su tumba de Giovanna Rivero
La sangre de Joaquín también hace milagros. Éramos pobres y ya no lo somos. Estábamos al borde de declararnos en bancarrota y ya no lo estamos.
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Tierra fresca de su tumba de Giovanna Rivero
Había en nuestra familia de mujeres una voluntad de convulsión que apenas podíamos disimular.
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Tierra fresca de su tumba de Giovanna Rivero
La extranjería se hacía real en el regreso y no en el afuera.
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Son considerados los padres de la filosofía occidental: