El puente de Gay Talese
Sin embargo, la principal motivación del trabajador del hierro no es el dinero. «Lo que nos mueve es el orgullo. Sentirnos parte de una tradición honorable de hombres que aman lo que hacen y que aman hacerlo bien».
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El puente de Gay Talese
Sin embargo, la principal motivación del trabajador del hierro no es el dinero. «Lo que nos mueve es el orgullo. Sentirnos parte de una tradición honorable de hombres que aman lo que hacen y que aman hacerlo bien».
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El puente de Gay Talese
Son los hombres más interesantes que jamás he conocido. Son fuertes, soportan todo tipo de dolor, están llenos de orgullo y dan la talla. Este tipo, Berger, ya ha consumido cinco vidas, y solo tiene treinta y nueve años...
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El puente de Gay Talese
Aunque solemos conocer la identidad de los arquitectos o ingenieros que están detrás de una edificación importante, los nombres de los trabajadores rara vez se mencionan en las crónicas o los archivos documentales referidos a puntos tan emblemáticos.
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La mujer de tu prójimo de Gay Talese
Nada de sus anteriores investigaciones le había preparado para Sandstone (ni los salones de masajes, ni los bares de intercambio de parejas, ni los espectáculos en directo, ni nada de lo que había leído o le hubieran contado). Sandstone, a principios de los años setenta, representaba sin duda las seis hectáreas más liberadas de toda la república, no siempre tan democrática, de Estados Unidos.
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La mujer de tu prójimo de Gay Talese
Cuando una mujer se masturba, aprende a que le gusten sus propios genitales, a disfrutar del sexo y el orgasmo, y además, a ser eficiente e independiente al respecto. A nuestra sociedad le molestan las mujeres eficientes e independientes. Betty Dogson. |
La mujer de tu prójimo de Gay Talese
«La última persona que inició la censura fue Adolf Hitler. El paso siguiente será que golpeen a vuestras puertas y os quiten el televisor y la radio». Linda Lovelace «Cuando Estados Unidos no tiene una guerra, el deseo puritano de castigar a la gente tiene que expresarse en el mismo país». Joyce Carol Oates |
La mujer de tu prójimo de Gay Talese
«Con el debido respeto - escribió de sus colegas en el Tribunal Supremo -, no conozco ningún otro grupo en el país menos calificado, primero, para saber lo que es la obscenidad cuando la ven, y segundo, para establecer un juicio sobre el impacto beneficioso o negativo que pueda tener una publicación determinada en las mentes de jóvenes o viejos» Juez Douglas, Tribunal Supremo. |
La mujer de tu prójimo de Gay Talese
«Mientras yo esté en la Casa Blanca no se dará marcha atrás en el esfuerzo nacional por controlar y eliminar la suciedad de nuestra vida nacional. [...] La Comisión opina que la proliferación de libros y de obras obscenas no supone una amenaza duradera para el carácter de los hombres. [...] Siglos de civilización y diez minutos de sentido común nos indican todo lo contrario. [...] La moral estadounidense no ha de ser objeto de burlas». Nixon |
La mujer de tu prójimo de Gay Talese
Richard Nixon había llegado a la Casa Blanca convencido de que los radicales del país estaban erosionando el espíritu de Estados Unidos, junto con los hippies degenerados y los pornógrafos explotadores. Como parte de su campaña para purgar a la nación de esas siniestras tentaciones y restaurar la ley y el orden en las universidades y las ciudades, Nixon promovió una «cruzada ciudadana contra la obscenidad». |
La mujer de tu prójimo de Gay Talese
Más al norte, había una comunidad agrícola llamada Bryn Athyn, que estaba habitada por numerosos lectores de Reich que creían que había una indudable correlación entre monogamia, sentimientos de posesión, celos y guerra; pero esta comunidad agrícola, como tantas otras habitadas por radicales formados en la universidad, fracasaría económicamente porque sus miembros pasaban demasiado tiempo leyendo libros de calidad y pontificando al lado del fuego en vez de estar en el establo ordeñando las vacas.
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La mujer de tu prójimo de Gay Talese
... viajó a lo largo del país y descubrió que el masaje erótico se había convertido en una preocupación nacional. Era el negocio de la comida rápida del sexo, un alimento para la libido.
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La mujer de tu prójimo de Gay Talese
Si bien su ansia de aventuras que le había torturado desde hacía tanto tiempo ahora le tentaba a quitarse la ropa, una fuerza interior aún más convincente no le dejaba hacerlo, en especial porque le aterraba mostrar por primera vez delante de tanta gente ese órgano impredecible que él suponía que era la carga de cualquier hombre.
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La mujer de tu prójimo de Gay Talese
Irónicamente, mientras cumplía la condena que se alargó hasta entrado los años sesenta, Samuel Roth podría haber recibido en su celda por correo casi todos los libros que habían contribuido a su encarcelamiento.
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La mujer de tu prójimo de Gay Talese
El arte del desnudo que colgaba en los grandes museos era creado por la nobleza y las clases altas que lo encargaban, mientras que las fotos de las revistas estaban impresas para el hombre común de la calle cuyo único museo era el quiosco de la esquina.
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La mujer de tu prójimo de Gay Talese
... nunca vio que los padres de Hefner perdieran los estribos. Jamás les oyó gritar o llorar, discutir o dar un portazo; tampoco observó señales de afecto, como, por ejemplo, un beso de despedida, una caricia, o una palabra cariñosa. Mildred no creía que esto significara ausencia de amor, sino más bien una fuerte resistencia a expresarlo. |
Retratos y encuentros de Gay Talese
Cuando salió el primer número de la Paris Review, en la primavera de 1953, Humes estaba en Estados Unidos. Pero se enteró de lo que le habían hecho y, preso de la ira, preparó su venganza. Cuando llegó el barco al muelle del río Hudson con los miles de ejemplares de la Paris Review para ser distribuidos por todo el país, Harold Humes, con la boina puesta y proclamando «Le Paris Review c’est moi!», los esperaba en el desembarcadero. Pronto estaba rasgando las cajas de cartón y, con un sello de caucho que tenía su nombre en letras más grandes que las de los créditos, empezó a estamparlo en rojo sobre los créditos de cada ejemplar, hazaña que le llevó varias horas realizar y que acabó dejándolo exhausto.
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El motel del voyeur de Gay Talese
Recuerdo que en ese momento pensé: hay gente que observa los pájaros, gente que observa las estrellas, y hay gente como yo que observa a los demás.
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Gregorio Samsa es un ...