Es una obra difícil de leer y bastante difícil de resumir porque los límites narrativos están ambiguamente planteados. El narrador del libro es el pueblo de Ixtepec, ocupado por los post revolucionarios que reinan en tiranos asesinando e insultando a los importantes del lugar. Reina en el relato un ámbito de irrealidad porque no se sabe si los hechos narrados sucedieron o no. Hay muchos desmanes y bastante crueldad. Y es esa aura de irrealidad que acerca la novela de Elena Garro a cierto realismo mágico precursor (como Juan Rulfo) y también sería ésta la primera novela que pone a la luz la riquísima tradición mexicana sincretizada con el legado del pensamiento occidental (cf Patricia López Lopátegui). |